Carta abierta: caso de acoso sexual Rodrigo Chaves


Elizabeth Jiménez Núñez_ perfil Casi literal

Queridas denunciantes: Sabrán que en Costa Rica Rodrigo Chaves pasó a segunda ronda como candidato presidencial con el disonante y populista lema: «Yo me como la bronca». Siendo ustedes antiguas subalternas y ahora denunciantes del antiguo director de país para Indonesia pensarán que la denuncia por acoso sexual en su contra estuvo cubierta de laxitud y que demostró un gran error por parte de la jefatura de recursos humanos del Banco Mundial al catalogar su conducta como «inapropiada», mas no como acoso sexual.

Supongo que ustedes, mujeres luchadoras en sus campos de trabajo, se sintieron acuerpadas cuando finalmente al acudir a un Tribunal Administrativo que oyó y rectificó la interpretación del primer fallo emitido por la entidad para la que trabajaban, lograron dignificar el valor de sus denuncias y conseguir que el Banco Mundial les pusiera nombre y apellido a las verdaderas dimensiones del acoso.

Sabrán que la salida de Rodrigo Chaves del Banco Mundial en Indonesia se convirtió en el inicio de un objetivo político, algo que él mismo no imaginaba —no sé si a ustedes les quede la misma duda, si se hagan la misma pregunta, si hubiesen guardado silencio, si Chaves hubiese seguido disfrutando de su condición de privilegio sin ser expuesto—, de tal manera que no hubiera mostrado el más mínimo interés en la invitación que le hizo el gobierno actual (PAC), donde Carlos Alvarado lo premió con un nombramiento como ministro de Hacienda.

Lo cierto es que su partido político se gestó en un abrir y cerrar de ojos, pasándose por encima a la formación seria de sus estructuras ideológicas. Es preocupante que Rodrigo Chaves haya podido llegar hasta donde llegó. Para Ortega y Gasset en La rebelión de las masas, «un partido que se presenta sin un porvenir franco, sin un anuncio claro del futuro, sin un comienzo de desarrollo o evolución, sin saber a dónde va porque, en rigor, no va, es una catástrofe; y cuando ese poder construido de la nada intenta justificarse no alude para nada al futuro, sino, al contrario, se recluye en el presente y dice con perfecta sinceridad: “Soy un modo anormal de gobierno impuesto por las circunstancias”».

Entre las estrategias de su candidatura resultó un acierto, desde el punto de vista panfletario, utilizar la imagen mediática de Pilar Cisneros, una periodista con larga trayectoria en una de los canales de televisión más emblemáticos de Costa Rica, en la mayoría de las vallas publicitarias de campos políticos pagados. En ellas aparecía la imagen de la señora con la que la mayoría de los costarricenses se habían familiarizado durante años.

Ustedes fueron sinónimo de coraje y su valentía puede convertirse en un punto de quiebre. No hace falta ser psiquiatra para intuir y reforzar la presencia de rasgos muy alarmantes en un candidato presidencial en medio de un contexto geopolítico que pide a gritos la resolución alterna de conflictos como mecanismos de gobernanza.

Las actitudes de Rodrigo Chaves han sido abiertamente nefastas. Sus reacciones durante entrevistas, sus contestaciones arrebatadas durante programas en radioemisoras y sus actitudes inapropiadas siguen marcando la pauta y definen su desequilibrio emocional como crónica de catástrofes políticas anunciadas. No sería justo esperar que el premio a sus patologías sea precisamente la presidencia de Costa Rica.

[Foto de portada: Alonso Tenorio]

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