Las noticias en Costa Rica suelen decir que las mujeres desaparecen por problemas familiares, pero horas, días, meses o hasta años después aparecen muertas bajo el piso de una casa en construcción o en el lecho de un río, como hace algunos días.
Muchas veces la violencia es tan lejana como lluvia en la madrugada: en medio del sueño la escuchamos y nos acurrucamos contra el tibio calorcito de las cobijas para disfrutarla mejor. Así discurren los días sin que sepamos que somos heridas sangrantes y que al final la violencia es violencia, no importa el tipo ni de quién venga; y nunca desaparece porque las víctimas casi nunca saben que lo son.
He visto que para las mujeres de las etnias hegemónicas la violencia física o psicológica significa conducirse lentamente al aislamiento, a la soledad, o a ese «aquí me quedo aguantando» hasta que la cuerda sea finalmente cortada por el macho de la especie; pero ¿qué se sabe sobre el comportamiento, en cambio, de las mujeres indígenas o negras, si estamos excluidas de las estadísticas donde solo figuran mujeres blancas que se acumulan en archivos sin resolver?
No conozco a fondo la realidad de las mujeres indígenas porque no son parte de mi contexto, pero para ellas, al igual que para nosotras las afro-costarricenses, no existen esquemas y datos estadísticos y el resto del país se limita a creer que morimos de viejas, viudas o buenas madres solteras, sin llegar a sospechar jamás que nosotras conocemos otro tipo de violencia del que no existe mayor estudio, pero al que tentativamente me atrevo a llamar «síndrome de soledad asistida»: no somos fáciles y muchas veces somos como las leonas salvajes del Serengueti africano, acaso como resultado histórico de la esclavitud.
Las mujeres de la etnia negra podemos sobrevivir solas ante casi cualquier situación excepto al maltrato físico, y mucho menos al maltrato en off: el psicológico, en cualquiera de sus formas; pues, como diría mi abuela —mis palabras no le hagan ruido y me venga a jalar las patas un día de estos porque la extraño—: «antes muerta que sencilla». Pero con esto se refería a que una mujer podrá ser tolerante y hasta escuchar reproches relacionados a su comportamiento, pero jamás permitir que un hombre la golpee o piense por ella.
Aunque el amor sea dulce como canela en miel, no olvidemos que siempre queda la posibilidad de largarnos al carajo antes de que el carajo nos venga a coger (literal) y terminemos sin amor propio o en el cementerio.
Como las leonas de los pastizales africanos —cuyo comportamiento conocen bien los biólogos—, cuando decidimos ponerle fin a un proceso, en verdad es para siempre.
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¿Quién es Dlia McDonald Woolery?
Cuando pisé tierra centroamericana en los 70’s, anduve peregrinando entre Belize y Panama, de Norte a Sur y de Sur a Norte. para decidir donde establecer mi residencia. Era una decision complicada , despues de haber descartado Mexico y Venezuela, los mas famosos ,, por demasiado extensos. «Y porque ?» Me preguntaron. Y yo en broma contestaba: «Porque son tan grandes que al entrar alli voy a ser un Don Nadie mientras que, en los payses de Centroamerica, son tan chiquitos que al solo entrar, ya sere Don Tito Jajaja. Todavia me divierte la broma pero en algo , aun que ested no lo crea, el vaticinio se realizó.
En mi periplo mesoamericano recuerdo dos intrigas que me acosaban la mente, pa´que serviria Belize tan dificil de alcanzar por tierra o por mar , y cual era el afan tico de llamarse » La Suiza de Centroamerica» si las montañas nada que ver con los Alpes y el no tener ejercito era una «paja» porque Suiza tenia uno , bien armado, y el servicio era obligatorio para todos. Olvidé Belize y me entretuve analizando Costa Rica que al final eliminé porque de dia llovia seguido y bastante y porqué en el campo miré muchos canchitos pobres .Fué mas fuerte que mi mismo pensar que si un rincon del mundo los pobres del campo son indigenas, y un´area reparte pobreza tambien entre los blanquitos algo anda mal. Locura sin duda, deformacion mental quisas pero,, a todos nos pasa a menudo elucubrar y a mi me pasó entonces. Conclui sinembargo que tambien lo del ejercito era doble paja. Mas todavia cuando supe de cuantos oficiales ticos se graduaban en Guatemala y cuando comparé los presupuestos de la seguridad en Costa Rica con los ejercitos del resto de Mesoamerica.. Yo no enviaria mis hijos a estudiar en la escuela de quien aborrezco . Eso de las leonas y otros problemas de Costa Rica recientemente publicados, no ultimo acercar religion y politica, me hacen pensar en lo que ya sabía: El Ejercito en si, fue y es un pretexto, un ejercito como un Gobierno no es malo , los responsables son los mismos ciudadanos. (Mi proximo libro «El reino del matapalo».)