Salvar a un planeta insalvable


Noe Vásquez Reyna_ perfil Casi literalEstoy en un café. Sentada detrás de un incompetente y prepotente exsolucionador de conflictos que habla con un exsecretario de comunicación de un partido verde que llegó a la presidencia de Guatemala hace algunos años. Dos tipos que hablan como si supieran las respuestas a todo. El más viejo dice que tiene una metodología para arreglar al país. Hablan de convenios, de que la gente solo quiere «ingresos» y que «las chingaderas siguen por los opositores», es decir: sindicatos, grupos organizados, sociedad civil… «Hay que construir una opción que no sea radical».

No soy de contar conversaciones ajenas, pero estoy harta de los hombres mestizos que se creen blancos que arreglan el mundo en cafés capitalinos y con monólogos de sobremesa en los que no falta mencionar las ideologías (las políticas, claro está, que son tan binarias como superficiales).

A esa gente que dice hacer política le importa un garbanzo que pronto no tendremos agua o que las luchas para detener la destrucción de territorios en pro del «progreso» significan meros tropiezos que se arreglan con pagar el hambre de unos cuantos durante pocos días. La realidad es que todo acaba y la especie humana se extingue a sí misma (ojalá) de manera acelerada.

Hace una semana, diarios internacionales hablaban la movilización global por el clima que muchos centraron en una adolescente de 16 años: la activista ambiental sueca Greta Thunberg, «una niña rica». Según la BBC, la mayoría de las críticas contra «la niña con estética nazi» vienen de sectores de derecha.

Claro que hay matices en toda esa verborrea: una investigación de The Times reveló que detrás de Thunberg «hay unos potentes intereses económicos y ciertas empresas cuyo modelo de negocio es producir energía sin combustibles fósiles, recogiendo por el camino millones de subvenciones de los gobiernos». En las redes sociales se lee: «Greta es un producto fabricado». «Un instrumento», dice la BBC.

«Greta Thunberg es la nueva cara del Neoliberalimo que quiere vendernos un capitalismo amigable con el medioambiente». «Greta es la nueva cara del Globalismo financiado por Soros para implantar el nuevo orden mundial». «Greta es la nueva cara del Socialismo que quiere imponer regulaciones al libre mercado». «Greta es la nueva cara del Neocolonialismo que invisibiliza nuestros activistas indígenas y afrodescendientes», se lee en un meme.

Y está más que claro que esta niña no dice algo distinto a lo que pueblos originarios (definitivamente más fáciles de silenciar) han dicho desde hace 200 años: el paso del ser humano occidental es violento, destructor y nocivo para todas y todos en cualquier parte del planeta. Yo tampoco escucharía solo a los científicos, como urge Greta. La gente de ciencia también ha inventado binarismos y otros males.

Entonces, la pregunta es: ¿qué hacemos para salvar lo insalvable? ¿Separamos la basura, reciclamos, consumimos menos y/o conscientemente, usamos bicicleta, producimos menos basura, renunciamos al agua caliente en la mañana, nos preocupamos por la salud pública y las leyes sobre el ambiente, nos volvemos vegetarianos, adoptamos perros y gatos de la calle, tenemos menos hijos o ninguno, nos unimos a resistencias pacíficas para que no destruyan los recursos naturales, nos volvemos activistas?

En esta época de redes sociales y conexión mundial, todos queremos vernos como buenas personas, sobre todo las empresas. Pero no lo somos, somos humanos y nuestro paso por el mundo será violento, destructivo y nocivo para todas y todos.

Hace dos años adoptamos a Nomi, una perra mestiza callejera. Hace cuatro meses adoptamos a Merlí, otra perra mestiza que jugaba con Nomi en el parque donde hace dos semanas consumieron algo envenenado. Un químico utilizado para control de plagas, creado sin duda por gente de ciencia. Ocho perros «con dueño» fueron afectados por el veneno en la misma semana, tres perros callejeros fueron encontrados muertos en el parque. A nadie le importó que el veneno estuviera en un lugar público.

Nomi y Merlí, dos perras sanas y fuertes, murieron en el lapso de media hora. ¿Qué más habrá hecho el veneno en el parque donde también hay ardillas y otras especies y es muy frecuentado por familias? El medioambiente no es solo lo verde que hemos sepultado debajo del asfalto para construir ciudades amuralladas y colapsadas. Yo lo concibo como un entramado de relaciones que necesitan armonía para apoyarse mutuamente.

Al menos por unos meses ya no habrá perros callejeros que ensucian y afean el barrio. Démosles tiempo (poco) a otros humanos para que abandonen a más perros, a que echen sin regulación o soluciones reales todo tipo de venenos y a ocasionar más muertes. Qué más da si son de ríos, lagos, plantas, animales o personas.

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