Tras el movimiento #MeToo millones de mujeres han alzado su voz para compartir sus historias de violencia sexual, y si bien este destape ha hecho que los cimientos de nuestra sociedad tiemblen porque estamos dejando en claro que ya no estamos dispuestas a darle al mundo la satisfacción de nuestro silencio, dentro de todo aún existe un gran número de mujeres que por diferentes razones callan, y de cierta forma siento que las fuertes exigencias entre nosotras mismas para hablar están creando algunas resquebrajaduras y nos están dividiendo en dos bandos: por un lado, las valientes que alzaron su voz; y por otro, tristemente, las que todavía mencionamos en discursos como «las que callan».
Y ¿por qué callan algunas? Hay muchas razones. Algunas por miedo a que no les crean, otras porque no quieren verse envueltas en un círculo mediático que exponga su vida o tener que pasar por violencia judicial y médica donde las revictimicen. Algunas otras por depender económicamente del agresor. Hay un sinfín de razones que se resumen en el miedo, o sea, el verdadero enemigo que debemos ir disipando desde la colectividad que formamos.
El silencio —inducido por la complicidad de la sociedad con los agresores— no debe confundirse con el silencio de «las que callan» porque, al fin y al cabo, ellas son nuestras compañeras y por más que como movimiento tengamos el ímpetu de destapar la estructura patriarcal lo más pronto posible, no todas se sienten preparadas para alzar la voz. Después de todo, cuando tienen algo muy grande que decir, muchas se toman años para poder sanar las heridas primero.
Las que callan también pueden ser tus compañeras de trinchera, mujeres que admiras y que consideras fuertes. También son las que viven pensando en sanarse ellas mismas, las que quieren dejar de callar alguna vez para que seamos nosotras quienes las escuchemos. Las que callan no son necesariamente débiles y tampoco menos valientes. Esas que denominamos «las que callan» están de nuestro lado luchando para construir un mundo donde ya no se tenga que callar.
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¿Quién es Corina Rueda Borrero?
