Compañeros de viaje, tomando en cuenta los últimos sucesos en la [vida], quisiera preguntar, me urge [qué hacer en un mundo de ensueño que cada vez se está convirtiendo en más real, qué hacer con las proposiciones de levantamiento].
Hay algunos que soñamos con una nueva primavera, hay otros que dicen que nada de esto servirá y todo continuará su curso natural de corrupción en el fango de la política absurda, y están los últimos, los verdaderamente indiferentes que no quitan ni ponen, que son bultos inanimados que solo estorban el quehacer de cada uno, aunque como decía no sé quién, al ser vos indiferente estás del lado de los que están perpetrando el mal, la desidia, las muertes directas o indirectas.
Al final de cuentas no hay otra opción que tomar un partido: estás aquí o estás allá.
Ahora creo que los que soñamos una nueva primavera, muchos no la vemos como el inicio de un gobierno de facto, un triunvirato o algo similar que venga a poner las cosas en orden como se hizo hace 71 años, creo que esta nueva revolución que se avecina es un despertar de conciencia política, es el momento en donde nosotros como pueblo ya tendremos el corazón en la mano y la cabeza en la otra mano a la hora de ir a las urnas a votar, a la hora que nos quieran distraer con demagogia barata, a la hora en que los discursos politiqueros sean el mismo fraude de siempre financiados por los empresarios que gobiernan este país y los narcos que también están empezando a gobernarlo, ambos en un lindo, hermoso y amoroso contubernio. Lo interesante es que ya no nos tragaremos nada de esto y, lo que más me emociona a mí, valga ese horror gramatical pero en verdad quiero recalcarlo, es que siento que ya estamos entendiendo este juego tan macabro y peligroso de la democracia y ya lo estamos entendiendo como sociedad: ¡cuándo en Guatemala se iba a discutir sobre la importancia del voto nulo, por ejemplo!, por eso estamos despertando, por eso vendrá otra nueva primavera, porque ya estamos rechazando a esa lacra, a esa banda de ladrones organizados y sistemáticos, porque estamos exigiendo transparencia que solamente se había exigido a partir de un grupo minoritario, porque, con todo el respeto que cada uno de nosotros nos merecemos, ya no nos están viendo la cara de pendejos porque ya reaccionamos, ya nos levantamos después del sueño profundo en el que nos encontrábamos, después del silencio mortuorio, después del miedo que nos acorralaba con razón después de tantos años de guerra que sufrimos y después de tantos años de delincuencia común y organizada que estamos sufriendo. Ahí es en donde me sorprendo, me enorgullezco; y yo, como seguramente miles más, empiezo a dejar la piel, la carne, mi cuerpo, mi garganta, mi tiempo, mi dinero, cualquier cosa, pero algo que puede parecer tan pequeño es en realidad mucho y lo empezamos a dejar para exigir y luchar por un país libre, sano, educado, protegido; y eso, como decía, después de haber sufrido tanto, después de haber sido perpetrados durante más de quinientos años: esclavos de los que vinieron del otro lado del mar bajo el férreo yugo de tantas dictaduras de décadas cada una de ellas, bajo el estúpido mando del terror de nuestro propio gobierno que ocasionó genocidio, tierra arrasada, torturas atroces, asesinatos para tirar en fosas comunes, el descalabramiento de una linda nación que siempre estuvo posicionada como una potencia artística e intelectual porque, como también dice la canción, en sí mismo no somos un pueblo guerrero, no somos un pueblo de tanques y ballonetas porque nos gustan más las letras, nos gusta más cantar, nos gusta más la composición armónica de acordes en distintos instrumentos, nos gusta más pintar el cielo azul que tenemos encima de nosotros y el infierno fantasmal que tenemos en medio de nuestra alma, nos gusta más bailar, etcétera.
En fin, una nueva primavera vendrá, estoy seguro, de alguno u otro modo pero primavera al fin de cuentas, y todos recordaremos que en el 25-A empezó este movimiento que nos devolverá la dignidad: https://www.youtube.com/watch?v=6OitZF6I1Ng:
Yo soy de un pueblo pequeño, pequeño como un gorrión
con medio siglo de sueños, de vergüenza y de valor.
Yo soy de un pueblo sencillo, como la palabra Juan
como el amor que te entrego, como el amor que me dan.
Yo soy de un pueblo nacido entre fusil y cantar
que de tanto haber sufrido tiene mucho que enseñar.
Hermano de tantos pueblos que han querido separar
porque saben que aún pequeños, juntos somos un volcán.Carlos Mejía Godoy
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