Estoy de regreso y nueve días después del merequetengue independentista y patriótico veo que nada ha pasado a excepción de unas cuantas cosas: una de esas es la muy sabida pero que nadie quiere callar es esa de que todo esto del 15 de septiembre era pura payasada, ganas de salir a joder un poco con la antorcha, de ir a joderle los oídos a los demás con bandas de son y ton militares pero que tristemente muchos dicen que no significa eso y cosas por el estilo, salir a joder con símbolos patrios inexistentes y que nadie respeta, etc. En fin, esto pasó el 15 de septiembre y que según ronda en el bajo mundo del Facebook el acto de celebración del gobierno ahí en el palacio que costó alrededor de dos millones de quetzales en un solo día cuando, todos sabemos, la mayoría en el país está muerto de hambre, etc.
Entre otras cosas, estoy leyendo Sopa de caracol de Arturo Arias y me encuentro con esto que siento que es igualito a lo que muchos sienten por este bendito país lleno de amor y de odio con eso que nos topamos día y noche desde que el mundo es mundo en este pedacito de tierra, con excepción de que este fulano hablaba de escribir que lo mismo viene a dar como pensar, sentir, creer, crear, etc., etc., etc.: «Esa es una de las muchas ideas que tengo en mente. Está haciendo cola para ser escrita igual que los aviones esperan su turno para despegar en un congestionado aeropuerto. Como ven, tiene que ver siempre con la violencia de nuestro país. Por más que intento sacarme el estallante temita de la cabeza se niega a irse con la misma terquedad argentada de las fiorituras de viejos amantes que cuando menos se lo espera uno envían una cartita, dan un telefonazo, reafirman que las brasas plateadas no se han apagado del todo. (…) termino siempre empantanado en este asqueroso tema de la carroña que me aprisiona, que no me deja escapar, que me chupa hasta el fondo de su negra ciénaga».
La cosa es que estamos así, seguimos así y seguramente seguiremos así aunque hagamos mil y una noches y cosas por cambiar la situación pero muchas veces creo que es imposible porque esto viene de siglos y siglos, a menos que ocurra algún suceso muy afortunadamente desafortunado como otro meteorito que haga que todo vuelva a comenzar y ya.
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Aunque fue otra historia el partido del Madrid con el Villarreal, pero resultó que estos empataron y hasta cierto punto nos da esperanza en esto de que el dinero no hace todo en la vida y los pequeños podemos patalear en el abismo del profundo mar aunque andemos batallando y con un golpe de suerte nos meta el puñetazo final: se gana una batalla para ganar la guerra, ja.
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