¿Por qué el cambio de tono en Washington?


Óscar Estrada_ Casi literalHay un cambio en el tono de la Casa Blanca a partir de la conmemoración del aniversario del asalto al Capitolio del 6 de enero. Ese día, el presidente Joe Biden y la vicepresidenta Kamala Harris alertaron sobre los peligros que acechan a la democracia estadounidense de continuar este rumbo, donde la polarización extrema lleva a las partes a construir su propia verdad, dejando poco o ningún espacio para los consensos, tan necesarios para gobernar una democracia.

La Casa Blanca no tuvo reparos en señalar a Donald Trump y al Partido Republicano como responsables de minar los cimientos de las estructuras que sostienen el sistema republicano, si bien creo que los responsables son ambos partidos.

El cambio de tono coincide con el inicio de una campaña desde Washington para cambiar las reglas con que ha funcionado el Senado los últimos años, específicamente el filibusterismo (distinto es el significado de ese término en nuestras tierras) que impide que una legislación pase con menos de 60 votos de 100 que constituye el Senado, algo imposible dadas las actuales circunstancias de polarización que llevó al ataque del 6 de enero.

Biden y Harris toman las leyes que buscan impedir que se reformen las legislaciones electorales desde los estados que —en teoría, según Washington— harían más difícil votar para millones de personas. Estas leyes fueron aprobadas luego del frustrado intento de Donald Trump de revertir los resultados de las elecciones de 2020.

Y es cierto que si sigue la situación como va, el partido Republicano, radicalizado al trumpismo, tendría mayores dificultades para ganar elecciones federales y las nuevas legislaciones aprobadas en 19 estados buscan limitar ese voto diverso que daría (a falta de alternativa) la victoria a los Demócratas. Y digo «a falta de alternativa» porque tampoco es que ese electorado que hoy vota demócrata está contento con el devenir de la política actual en Washington.

Hay mucho descontento, por ejemplo, con la obstrucción que los senadores Machin y Sinema ejercieron impidiendo que se apruebe el plan Bild Back Better, que busca impulsar un nuevo bienestar en Estados Unidos. Las razones de estos senadores parecen estar relacionadas con el problema de la radicalización de la derecha de mano del trumpismo. Ambos viven en Estados tradicionalmente republicanos y temen perder sus escaños.

No está claro cómo Biden propone que se cambien entonces las reglas del juego en el Senado. Estos senadores (Machin y Sinema) han dicho ya que no aprobarán un cambio al filibusterismo porque, parafraseándolos, en las próximas elecciones podrían perder el senado y entonces quien tendrá el control será el GOP, un momento en donde lamentarían haber eliminado esa regla.

Parece entonces que, lanzando el tema racial y de derecho al voto desde Atlanta, Biden busca iniciar así la campaña para sumar senadores en estas elecciones de 2022, donde muchos senadores republicanos ponen sus escaños en juego, obligados a repetir la retórica de Trump del Big Lie y asegurar que las elecciones fueron robadas en 2020.

Inicia entonces la carrera final para las elecciones de medio término en donde Biden no solo se juega el éxito de su administración, sino además el futuro del partido. Porque si el trumpismo gana el senado esas leyes de protección al voto no pasarán y además se harán oficiales las que los estados republicanos aprobaron, y que permitirían, entre otras cosas, declarar un resultado desfavorable como ilegítimo.

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