A pesar de no ser un experto en el tema del cine, me tomo el atrevimiento de recomendarles y crearles el panorama de una película que me conmovió y fue de mi gusto ya hace un tiempo; pero que hoy traigo acá, a esta modesta columna.
Hablo de También la lluvia (2010), un filme dirigido por Iciar Bollaín y escrita por Paul Laverty . El elenco está conformado principalmente por Gael García Bernal, Luis Tosar, Raúl Arévalo, Juan Carlos Aduviri y Cassandra Ciangherotti.
También la lluvia narra la historia de Sebastián y Costa, un director y un productor respectivamente, que desean llevar a cabo una película sobre el descubrimiento de América y el comportamiento de Cristóbal Colón, pero girando el mito que enseñan tradicionalmente sobre dicho acontecimiento. Es decir, la posición que tomó la corona española y la de un Cristobal Colon codicioso por las tierras, el oro y totalmente opresores de los indígenas. En ella también aparecen los primeros españoles en darse cuenta del descaro y las injusticias que cometían sus mismos compatriotas (Bartolomé de las Casas y Antonio de Montesinos, por ejemplo).
La historia se torna interesante con un giro radical e inesperado cuando se encuentran filmando en Cochabamba, Bolivia, y de repente estalla un conflicto que acarrea diversas protestas debido a la siempre ofensiva privatización y venta del sistema de agua de Cochabamba a una trasnacional. Este punto de la historia está basado verídicamente en la cruel guerra del agua, acontecida en Bolivia en el año 2000.
Las dos situaciones se entrelazan, es decir, la grabación del filme que se lleva a cabo en Cochabamba y la problemática del agua, gracias a la relación que se forma entre el director, el productor y uno de los protagonistas. Este protagonista es fundamental puesto que al darse cuenta de la situación que le afecta a él y a su gente, le da la espalda a la producción de la película y alza el puño en clamor de resistencia y justicia, dando así al personaje tintes de un héroe épico y rebelde. Es claro que el guión tiene obvia intención de un compromiso social, de disconformidad ante la imposición de poder, de solidaridad ante la dificultad de una población que cuenta con pocos medios para sobrevivir y, en otro aspecto, una forma no tradicional del cine, muy diferente al que nos bombardea desde el norte.
Es un filme que, tal y como yo lo entiendo, debe ser visto por todo aquel que se encante con las historias que sensibilizan el corazón y el espíritu sobre las sociedades que buscan la dignidad; por todo aquel que guste de filmes distintos a los que llegan masivamente a este país.
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