Borrador (no autorizado) del discurso presidencial sobre las elecciones en Panamá


Javier Stanziola_ Perfil Casi literalEstimados ciudadanos y ciudadanas:

Me dirijo a ustedes desde el palacio presidencial de Panamá para recordarles que vivimos en el año de la democracia: alrededor de cien países participarán en fiestas electorales en 2024. Cincuenta de estos pindines serán presidenciales, seis en América Latina y dos en Centroamérica. La más importante de estas bataholas llegará en solo dos días a nuestro país.

Pero no todos estamos celebrando. Circulan rumores sobre inaceptables niveles de apatía por la oferta electoral. Es mi deber como su excelentísimo presidente recordarles que si no completamos el sacramento del sufragio, los extranjeros verdes creerán que no somos sujetos de crédito. Nosotros nos caracterizamos por demostrarle a los del norte que somos lo que ellos quieren que seamos, aunque ellos saben que no lo somos.

Por eso tenemos que elegir a alguien como presidente. A quien sea. Muy humildemente sugiero que no debemos quejarnos de la oferta electoral cuando podemos elegir entre ocho (8) candidatos. Es como cuando van al supermercado y tienen que escoger detergente para lavar la ropa: vienen en veinte diferentes paquetes, pero todos hacen exactamente lo mismo.

Pueden votar por José Mulino. Nuestro Quijote adiposo ha tenido que combatir los molinos de la Corte Suprema de Justicia y está dispuesto a rescatar al expresidente Ricardo Martinelli de todos los cargos de corrupción que lo han obligado a autoexiliarse en la muy exigua embajada nicaragüense. Mulino ha prometido mucho chenchén (pero no especificó para quién) y sabemos por experiencia que no respetará los derechos humanos de las personas que se oponen a planes de crecimiento económico que destruyen el medio ambiente. Por lo tanto, pues, Mulino promete menos de esas huelgas necias que tanto molestan a los periodistas y a muchos empresarios de las cámaras de comercio.

Si corrupción y opresión no es lo suyo, ahí tienen al candidato de derecha disimulada, Ricardo Lombana. Su campaña nos brindó momentos de mucho placer, denunciando la demoníaca Agenda 2030 de la ONU y oponiéndose a los derechos de la comunidad LGBTIQ+. ¿Les preocupa que sea muy cascarrabias y tenga un tufillo a las promesas rotas del entonces candidato Ricardo Martinelli? Pues no se preocupen: la candidata de izquierda, Maribel Gordón, ha presentado propuestas de desarrollo económico, social y cultural con un enfoque de derechos humanos. Y para variar, su vicepresidente tiene pinta de Ken latinoamericano: algo sumamente revolucionario en nuestro país. Pero ¿Les preocupa que Maribel Gordón se niega a condenar las violaciones a las libertades civiles en Cuba, Nicaragua y Venezuela con la excusa de que no nos debemos entrometer en los problemas de otros países? Ella tiene razón. No debemos intervenir cuando el vecino le pega a la esposa porque nadie se debe meter en casa ajena.

«Nos equivocamos antes, pero esta vez será diferente». Ajá: por eso voten por Zulay Rodríguez, quien admite abiertamente que su religión evangélica influye en sus decisiones políticas, por lo que podemos esperar que las mujeres no tendrán derecho a la salud reproductiva —o, mejor dicho: que las mujeres sin recursos económicos no lo tendrán—.

Hemos dicho muchas veces en el pasado, en el presente y en el futuro que nos mereceremos un Panamá mejor y para eso tenemos a José Gabriel «Gaby» Carrizo: él ha sido como un hijo para mí, un chiquillo que siempre tendrá un gran potencial para triunfar en Gabyland en un futuro muy lejano y que tiene toda mi confianza… pero es mejor que voten por cualquier otro candidato. Pero no por el hijo del dictador, porque ya sabemos cómo nos va con los zombis de dictadores. Ni tampoco por el candidato que ha hecho de la tránsfuga un arte y ahora dice apoyar a quien ayer fue su enemigo. Y no se olviden de la dupleta Roux-Blandón, rechazados hasta por los líderes de sus propios partidos. Verlos en la tele con sus caritas de perritos buscando atención es más triste que todas las telenovelas de Lupita Ferrer juntas.

«Nos equivocamos antes, pero esta vez será diferente» hemos dicho muchas veces en el pasado, en el presente y seguiremos diciendo en el futuro. Por la paz financiera, les juro que la legitimidad de los resultados reflejará la voluntad del pueblo, y no de ningún titiritero verde. Votemos por quien sea: Dios, la patria y los inversionistas internacionales se los agradecerán.

Voy por fuera…

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