Philip K. Dick es uno de los escritores más importantes de la ciencia ficción del siglo XX. Kim Robinson lo define como un autor en la vanguardia de la ciencia ficción al romper las normas que hasta entonces fueron tomadas como básicas y válidas para definir este género de la literatura. Istvan Csicsery-Ronay, por su parte, lo señala como el escritor más importante al conseguir que la ciencia ficción se convirtiera en dominante de la literatura estadounidense de la segunda mitad del siglo XX.
Los tres estigmas de Palmer Eldritch (1964) es una de sus novelas más representativas. A criterio de Robinson y de Stanislaw Lem, se manifiesta una «ruptura de la realidad», elemento central en sus novelas. Hablamos de una crisis no en la psicología de sus personajes, sino en la realidad externa, la cual se desmorona convirtiendo el mundo en un absoluto caos.
La novela se desarrolla en un futuro cercano, tanto en la Tierra como en una colonia espacial en Marte. La Tierra ha sido devastada por la polución, subiendo la temperatura global a escalas alarmantes. La emigración a las colonias espaciales es selectiva y forzada. Los colonos viven en estructuras subterráneas en donde se olvidan de la superficie, dejando que los jardines de cultivo sean enterrados por el polvo. La vida en las colonias de Marte es más precaria que en la Tierra, lo cual empuja a los colonos a usar una droga llamada «Can-D» que les permite tener por unos minutos alucinaciones que son enfocadas en unos muñecos puestos en una maqueta, dando así la sensación de trasladarse al ámbito representado en las maquetas.
Al haber triunfado el capitalismo, las colonias marcianas no son más que un mercado de consumo y P. P. Layouts es la compañía que surte los muñecos, las maquetas y la droga. Este monopolio que esta compañía tiene en las colonias se ve comprometido por el retorno de Palmer Eldritch, un científico que regresa de un viaje de diez años a una región desconocida del espacio, trayendo consigo una nueva droga llamada «Chew-Z».
Este aspecto da pie a que Darko Suvin, perteneciente a la corriente crítica «New Left», proponga a Los tres estigmas de Palmer Eldritch como una crítica al capitalismo y a la ciencia como promotor del bienestar humano.
Esta nueva droga es promovida por el eslogan «Dios promete la vida eterna, nosotros podemos dársela», pues el «Chew-Z» modifica el tiempo permitiendo que en un segundo normal el usuario viva indefinidamente un tiempo ilimitado, viajando hacia el futuro, el pasado o una realidad nueva creada por el propio usuario. Aun así, en cualquiera de estas realidades alucinógenos, aparece Palmer Eldritch, convirtiéndose en más que un simple humano.
La presencia de Eldritch pronto deja de limitarse a los usuarios del «Chew-Z» que han tenido experiencias alucinógenas, sino que se representa en toda la realidad de usuarios y no usuarios, convirtiendo a Eldritch en lo único aparenta ser absolutamente real.
En esta novela, Dick trata como tema central la dificultad de definir qué es la realidad, enfocado desde el problema que surge en cuanto a la apreciación personal de carácter subjetivo de la realidad y al brindarle objetividad a lo percibido.
Dick enriquece el género de la ciencia ficción con su novela al incorporar elementos ontológicos-religiosos, haciendo posible su lectura desde múltiples puntos de vista y enfoques temáticos. El autor de Los tres estigmas de Palmer Eldritch presenta una novela de corte postmoderno por su diversidad interpretativa y la riqueza discursiva que presenta, convirtiéndola en un libro vigente y de indispensable lectura para adentrarse en género de la ciencia ficción.
Foto de portada: Ediciones Minotauro]
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