Para salir del laberinto de la perplejidad y del asombro, para hacerme visible y hasta reconocible, permitidme que, una vez más, acuda a la palabra luminosa de la ofrenda: gracias.
María Zambrano
Me voy de (Casi) literal lleno de alegría y gratitud. Desde el 5 de mayo de 2014 hasta el 17 de octubre de 2016 colaboré con gusto escribiendo para este admirable proyecto colectivo. Esta revista siempre ha sido un proyecto construido sobre el amor a la literatura, pero también sobre la esperanza —que talvez sea amor en otros términos— y sobre el diálogo y la crítica. Me atrevo a decir que quienes hemos participado en el proyecto, lo hemos hecho sin ninguna otra pretensión ajena a la que conjugaban la fe en la escritura, en la palabra, en la reflexión. La indignación, el revuelo y el debate siempre han sido apropiados, pero el hecho de sentarse y de escribir periódicamente, disciplinadamente, siempre tiene a la vista una promesa, una emoción que trasciende a cualquier escritura y cualquier pensamiento.
Durante este tiempo también he construido y afianzado amistades sólidas en Guatemala y en Centroamérica. De no haber sido por (Casi) literal, el momento y las circunstancias de conocernos habrían sido diferentes, o quizás imposibles. Hoy aprovecho este espacio para decirles algo honesto y que talvez por las convenciones del recato y de la cortesía dejamos escapar muy a menudo: gracias. Los aprecio y les guardo una gran admiración. Estoy seguro de que nos mantendremos siempre cerca, de una o de otra manera. Este agradecimiento y este cariño van también para las personas que leen la revista, que comentan, que comparten, que critican, que aplauden, que reniegan, que maldicen, que se enojan: todos estamos en un mismo diálogo necesario que de alguna u otra forma habrá de conducir hacia algún sitio.
El año pasado surgieron los primeros cambios, entre muchos, que últimamente han acontecido en mi vida. Y este año, como resultado, se avecinan nuevas cosas, proyectos y distancias que, como lo temía, limitan el tiempo que voluntariamente destinaba cada dos semanas para preparar los textos que publicaba en esta revista. Mi relación con (Casi) literal pasa a ser la del lector y admirador que siempre fui.
Hasta siempre, equipo editorial y lectores de (Casi) literal.
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Un gusto y un honor haber compartido con vos este espacio. No te decimos adiós, sino hasta la próxima, amigo.