Siete lecciones para el 2024


Después del orgasmo electoral tras las elecciones del domingo en Panamá quedan varias reflexiones y sentimentalismos en el aire. Hay quienes lloran porque el PRD ganó la contienda presidencial, otros celebran porque, sea el que sea, igual, el actual presidente Juan Carlos Varela por fin se esfuma del mapa, y otros tantos sufren porque de todas formas estamos jodidos. Por eso, entre la esperanza momentánea que embarga una parte la población, me atrevo a escribir prematuramente unas lecciones que tal vez nos ayuden a labrar el camino hacia las próximas elecciones generales, y con el deseo de que la euforia que hemos vivido durante los últimos meses no quede neutralizada.

Lección 1: Hay vida más allá de las redes

No podemos negar que una de las grandes sorpresas de estas elecciones fue Ricardo Lombana. De estar cerca de quedar fuera de la contienda electoral, por no estar entre los tres candidatos independientes con mayor cantidad de firmas, se logró colar al ruedo hacia la presidencia de la República,  alcanzando casi un 20% de los votos válidos. Este suceso fue el resultado de haber enfocado su candidatura hacia los jóvenes con un discurso anticorrupción y el uso intenso de las redes sociales con un lenguaje sencillo y poco profundo.

Sin embargo, por más que haya sido sumamente exitoso con un grupo etario, representado mayormente por jóvenes profesionales o que han accedido a educación superior, y que las redes sociales son una herramienta que cada vez toma mayor vigencia en nuestra sociedad, las mismas no son el principal campo de batalla, ya que en la calle se está en contacto directo con la gente y, en el mundo de la política, se valora más a aquel que recorre de puerta en puerta y de comunidad en comunidad que aquel que tuitea.

Además, queramos admitirlo o no, por más que haya internet y redes móviles hasta en el área más alejada de la comarca y existen más teléfonos que personas, el acceso a la información es elitista. La información que nos llega por redes no está únicamente supeditada a los gastos millonarios de campañas políticas, también lo están a nuestros gustos e información que accedemos con frecuencia, básicamente el ambiente cultural con el que nos codeamos. En resumidas cuentas, las redes sociales no son las urnas ni tampoco son la solución al acceso completo de información.

Lección 2: El trabajo inicia con las reformas electorales

Esto tal vez sea tema para otro artículo mucho más extenso, pero a groso modo lo que puedo decir es que Panamá, a diferencia de la mayoría de los países, revisa cada cinco años las reglas del juego democrático para balancear sus avances y errores, y por tanto hacer las reformas correspondientes para las siguientes elecciones. En lo personal, considero que la primera labor ciudadana que nos debemos es estar al tanto de estas reformas y participar a través del Foro Ciudadano Pro-Reformas Electorales, que la conforman cuatro gremios de la sociedad civil para tener voz y voto en este proceso que dura alrededor de dos años.

Desde mi óptica, los retos en estas reformas van ligados a cinco temas fundamentales:

  1. Evaluar nuevamente el voto en plancha, el cual fue eliminado para las elecciones de 2014, pero para estas reformas se reincorporó.
  2. Aumentar proporcionalmente los fondos otorgados a independientes (debemos recordar que las reglas del juego de esta vuelta eran una prueba, por más que fue en 2014 que hubo por primera vez esta figura, la misma no estaba bien reglamentada).
  3. Que se disminuya el porcentaje para la creación y subsistencia de partidos políticos (actualmente es el 2% de los votos emitidos para ambos casos).
  4. Dar la posibilidad de que el voto en blanco tenga un impacto real en el quehacer democrático, siendo este mecanismo una forma de disidencia directa sobre la oferta que se muestra en las papeletas.
  5. Considerar la viabilidad de una segunda vuelta para la elección de presidente y vicepresidente de la República, para que aquel que sea escogido lo sea por una mayoría absoluta, y no terminemos con pactos de gobernabilidad negociados desde situaciones de poder después de haber terminado una elección.

Lección 3: Apostar a la variedad democrática

Panamá es un país que ha vivido sumido en políticas económicas neoliberales desde siempre, y por más que muchos digan que Torrijos era de izquierda, por haber sido amigo de Fidel Castro y haber luchado contra capa y espada por el Canal de Panamá, si de políticas económicas se trataban, las mismas iban orientadas al desarrollo y consolidación de una Plataforma de Servicios Transnacionales, la cual fue la base para la construcción del modelo imperante en Panamá actualmente.

Explicado esto, es irreal hablar de que existe una diversidad democrática en la Asamblea Nacional de Diputados o en la oposición partidista contra las estructuras políticas corruptas, ya que al final lo que se discute es la forma en que se ejecutarán las políticas neoliberales, y no existe un contrapeso real. Por lo cual, más que guiarnos por fantasmas imaginarios sobre lo que ocurre en otras realidades del continente y que están alejadas de la realidad nacional, debemos apostar por discursos diferentes que planteen una oposición verdadera.

Temas claves a nivel mundial como el cambio climático, la crisis del agro, las migraciones y la igualdad de género han sido temas obviados o tocados parcialmente a lo largo de esta campaña política, lo cual deja sobre el tapete una pregunta; ¿a quienes estamos votando realmente les interesa el mundo que dejamos para el futuro o solo alimentar su vanidad y sus bolsillos?

Lección 4: Organización partidista independiente

Los independientes jugaron un rol importante en estas elecciones generales; sin embargo, si estos no quedaban entre los candidatos seleccionados, les toca empezar desde cero a recoger firmas si lo que desean es tirarse al ruedo político para el siguiente periodo. Aquí es donde viene la raíz de mi siguiente lección, y es que el ego es más poderoso que el deseo de construir un proyecto político en conjunto, donde no hay mesías ni aquellos que utilicen a otras personas para sus intereses personales.

Cuando hablo de un proyecto político conjunto me refiero a un partido que permita la continuidad a un proyecto-país. Para esto, no se necesita que su candidato resulte electo presidente, pero si alcanza votos suficientes en otros puestos como de diputados, alcaldes y representantes de corregimiento, se tiene la opción de ir construyendo de a poco un Panamá que apueste por alternativas forjadas desde la comunidad. Pero esto seguirá siendo un sueño en opio si lo único que sigue pasando es creer que con tal de que uno solo recoja firmas para postularse individualmente, sin la necesidad de rendir cuentas porque “se es independiente”.

Los partidos políticos no tienen que ser vistos necesariamente como los malos de la película,  son indispensables para el fortalecimiento de la democracia y bien llevados, desde un compromiso íntegro social y sobre la base de las necesidades colectivas, es posible hablar de partidos políticos construidos desde el pueblo, por el pueblo y para el pueblo.

Lección 5: Más docencia electoral

A diferencia de años anteriores, la campaña electoral fue mucho más corta que de costumbre, lo cual hasta cierto punto es un alivio, porque el país no está asquerosamente empapelado cada medio metro y da la posibilidad de motivar la curiosidad ciudadana. Pero, cabe aclarar, que las vedas electorales no aplican para el Tribunal Electoral, por lo cual, la escasez de información a la hora de votar y las dudas de la ciudadanía sobre cómo ejercer correctamente el derecho al sufragio a pocos días del «Día D» es preocupante. Sumémosle a esto lo complicado que es entender el cociente, medio cociente y residuo.

La docencia electoral es un esfuerzo conjunto que debe hacerse entre el Tribunal Electoral, la ciudadanía y los partidos, pero desafortunadamente esto no ocurre, ya sea porque hay falta de interés, presupuesto, planificación o las tres juntas.

Si algo debe quedarnos para el 2024, es que si durante un largo periodo no sabemos del Tribunal Electoral, como parte la sociedad panameña tenemos el derecho a exigir la información completa y de forma entendible, ya que un defecto que tienen nuestros gobiernos ̶̶(y el Estado per se) es que no hacen para nada atractivos los datos que deben ser de conocimiento ciudadano, los cuales se pierden en una oleada de papeles y tinta.

Lección 6: La independencia debe superar las máscaras

Como bien he mencionado, los independientes fueron la gran sorpresa de estas elecciones; sin embargo, que alguien no se haya lanzado a través de un partido político no quiere decir que sea independiente. Entonces, ¿qué es la independencia? Como yo lo veo, está más ligada a proponer nuevas formas de autogobernarnos y de trabajar restaurativamente por el planeta a través de un modelo económico que no signifique la explotación irracional de recursos y personas y que ve como «privilegios» derechos fundamentales, a un discurso vacío que enarbola la corrupción sin mencionar de cerca los cambios sustanciales que el mundo necesita.

¿De qué me sirve hablar de la corrupción si no hablamos de la forma voraz en que el sistema permite las desigualdades? ¿De qué sirve meter a los corruptos en la cárcel y construir más escuelas si la educación sigue estando diseñada para obedecer y no para pensar críticamente? Si con todo esto y «sin corrupción» se siguen adjudicando permisos (en el marco de la ley) para la tala de árboles, construir malls y hoteles de lujo sobre áreas protegidas, devastando nuestro ambiente, ¿fue útil acaso ese discurso anticorrupción? ¿Se está cambiando en algo la forma voraz con la que estamos destruyendo el país?

Puedo seguir con ejemplos que me tomaría un tercer artículo de opinión, pero mi punto principal con esto va relacionado a cómo nos tragamos los discursos mesiánicos de «yo no soy corrupto» sin ver más allá de que la corrupción es un síntoma de un sistema podrido. La verdadera enfermedad: el sistema económico.

Lección 7: Organizarnos desde nosotros

Durante la mal llamada era democrática, quienes han asumido el poder se autodenominan «empresarios» y «personas exitosas», pero ante la crisis global que atravesamos no necesitamos de estos individuos que no han hecho más que jugar con el Estado como si fuese su finca personal para afianzar sus privilegios y sentarse desde una posición de moralidad y ética como si fuesen inalcanzables. El mundo necesita promotores de derechos humanos y de paz, de quienes puedan llevar cambios directos a comunidades y que les permitan organizarse respetando sus conocimientos ancestrales y populares, sin necesidad de seguir la línea y dictámenes hegemónicos que no promueven la labor comunitaria.

Para la era en que vivimos debemos trabajar desde nosotros y organizarnos. Empezar desde lo pequeño para llegar a lo grande, porque de nada sirve hacer todas estas cosas, que de cierta manera se llevan haciendo desde organizaciones de sociedad civil, si se continúa en forma aislada, sin formación crítica y sin aspirar a posiciones de poder.

Esta llega a ser mi última lección porque es el resumen de muchos descontentos, en cómo estamos permitiendo que el día a día nos agobie y nos haga crear roces entre nosotros, mientras otros son los que se están tomando puestos de poder y decidirán sobre nuestras vidas, sobre la salud y la educación que habrá en el país. Son quienes nos dirán en la cara que fueron electos y que por tanto pueden hacer los que le venga en gana, sin reconocer nuestros derechos.

Yo digo que estamos lo suficientemente preparados, ¿nos atrevemos a tirarnos al ruedo?

¿Quién es Corina Rueda Borrero?

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