Hay narradores que necesitan una pluma para contar una historia, otros necesitan una cámara. En efecto, hay quienes precisan de la palabra escrita para narrar una historia, verídica o ficticia. Sin embargo, en esta oportunidad dedicaré unas líneas a una actividad artística que busca, ni más ni menos, narrar relatos completos por medio del lenguaje visual: la fotografía. No obstante, hablar de ello va más allá de conceptos estéticos y detalles técnicos.
Si bien existen fotógrafos cuyo trabajo creativo se basa meramente en una finalidad estética donde la valoración de la imagen se establece a partir de la calidad en el manejo de la iluminación, el color, la composición y otros aspectos de la técnica fotográfica, también existen imágenes cuyo sentido va más allá de estos detalles, las cuales, más que referentes visuales, son relatos que documentan la realidad desde la percepción que su autor tiene de la misma. A esta rama se le conoce como fotografía documental, la cual a su vez tiene diversas variantes y definiciones.
Aunque en el presente siglo la fotografía se ha convertido en una actividad creativa accesible para todos gracias a la tecnología digital, no es nada nuevo que un fotógrafo inmortalice un momento crucial de la historia universal por medio de un click.
A principios de los años setenta, durante la Guerra de Vietnam, un joven fotoperiodista fue capaz de inmortalizar para siempre la imagen de una niña vietnamita que huía de uno de los ataques armados, quien se había quitado sus prendas de vestir debido a las múltiples quemaduras que tenía en el cuerpo. Esta fotografía le dio la vuelta al mundo y en palabras de la propia Kim Phuc, la niña vietnamita de la fotografía quien en la actualidad tiene ya 53 años, de no haber sido por esa foto, el dolor vivido durante el bombardeo del cual fue víctima hubiese quedado perdido en la historia. En este orden de ideas, vemos cómo la fotografía que inmortaliza momentos tan dramáticos como éste, tiene la capacidad de sensibilizar a las personas y generar, no solamente una emoción, sino también una reflexión particular.
Otro excelente ejemplo es el trabajo de Jean Marie Simon, quien durante la década de los ochenta documentó por medio de fotografías muchos retratos del sufrimiento y horror derivados del Conflicto Armado Interno en Guatemala. Sus fotografías narran por sí mismas historias desgarradoras de todo lo vivido durante aquella época, permitiendo que esos relatos visuales sigan presentes en la memoria colectiva a través de los años.
Cabe mencionar que esta serie de fotografías fueron publicadas en el libro Guatemala: Eterna Primavera, Eterna Tiranía, autoría de la misma Simon. En ambos contextos, tanto durante la Guerra de Vietnam como durante el Conflicto Armado Interno en Guatemala, la fotografía documental no era una moda popular ni existían cámaras digitales, pero ya era un medio de comunicación con una voz propia donde no se precisaba usar el lenguaje verbal o escrito para transmitir ideas.
Antes de proseguir, es importante aclarar que este tipo de fotografías no solamente buscan retratar imágenes dramáticas de la realidad. En cierta medida, por medio del documentalismo fotográfico, se puede inmortalizar tanto dulces anécdotas como crudas realidades, todo depende del criterio particular de cada fotógrafo, incluso se pueden “recrear” realidades orientadas a generar una reflexión particular.
Un ejemplo de una serie fotográfica menos dramática, pero no por ello menos profunda en contenido ideológico es la serie “Idilios”, de la autoría de Marta Soul y que refleja, en síntesis, cómo los anhelos y experiencias románticas de algunas mujeres son moldeados por el sistema consumista en el cual estamos inmersos actualmente.
No obstante, en los últimos años se ha gestado el mito que “cualquier persona puede tomar una buena fotografía.” Técnicamente, cualquiera puede presionar el obturador de la cámara y obtener una fotografía, pero no todas las personas han desarrollado el potencial creativo para relatar una historia por medio de una imagen, he allí la diferencia entre quien tiene solamente una cámara y quien es un verdadero fotógrafo.
Ser fotógrafo no es equivalente a tener una cámara, ni siquiera a conocer con detalle todos los aspectos técnicos que involucra la fotografía. Un fotógrafo es un espectador de la realidad, con la capacidad visual, intelectual y emocional de plasmarla por medio de una imagen. Como en cualquier rama del arte, la vocación, el trabajo constante, la pasión y la perseverancia hacen la diferencia entre un aficionado y un verdadero artista.
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Si algún lector está interesado en conocer un poco más a detalle el trabajo fotográfico de Jean Marie Simon, comparto este enlace. Asimismo, también comparto aquí la página oficial de la fotógrafa, Marta Soul para conocer de cerca su labor artística.
Por último, una nota sobre Kim Phuc, la niña de Vietnam, para quienes quieran conocer la historia completa,
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¿Quién es María Alejandra Guzmán?
Buena distinción entre fotografía documental de otro tipo de fotografía. Muy de acuerdo con que la fotografía es otra forma de contar historias. Lo que no me terminó de cuajar es el hecho de que se relacione lo estético únicamente con detalles puramente formalistas desde el lenguaje de la fotografía. A mí me parece que lo estético va más allá de lo formal técnico. De ahí que una foto, si logra crear una emoción, si logra despertar un sentimiento que sugiere una realidad, puede ser estética y documental al mismo tiempo, aunque no se haya captado la imagen tomando en cuenta ciertos requerimientos técnicos. De ahí que el valor estético de una imagen podría ser cuestionable. Igual, pienso que se pueden tomar imágenes de la realidad, y estas imágenes no dejan de tener un valor documental; y sin embargo, ¿todas las imágenes de este tipo tendrán un valor estético? o ¿todas las imágenes documentales son capaces de despertar un sentimiento? Claro, con esto tampoco estoy diciendo que no exista una diferencia entre quien simplemente presiona el obturador y toma fotos y alguien que se esfuerza por tomar la mejor fotografía, tomando en cuenta el lenguaje de este arte. No sé mucho de fotografía, pero presiento que ocurre como sucede con todo el arte: habrá fotografías documentales estéticas y fotografías documentales no estéticas; habrá fotografías estéticas no documentales y fotografías estéticas documentales.
Muy buena observación y muchas gracias por comentar. Si, efectivamente lo estético va más allá de aspectos técnicos y desde luego una fotografía puede ser documental y a la vez ser estética, la idea original va enfocada a que el documentalismo fotográfico no está sujeto a detalles estéticos y/o técnicos sino más bien se centra en el trabajo conceptual detrás de una imagen o bien, en su valor cómo elemento narrativo de una concepción determinada de la realidad.