Imre Kertész nos presenta en Diario de la galera sus visiones, reflexiones, experiencias, lecturas y viajes entre 1961 a 1991.
No escribe todos los meses. En ciertos años solo hay unas cuantas líneas. Ciertos sucesos relevantes son vistos de forma irónica y ello les resta relevancia: la finalización del comunismo en Europa del Este, por ejemplo, que aunque es un tema recurrente durante los 30 años en los que transcurre el diario, apenas le dedica un par de líneas. Critica el totalitarismo en el Este y el daño que ha provocado a la sociedad. Ve como algo no tan bueno eso que comienza a gestarse, la sociedad que va cambiando de régimen y la política que solo cambia de ideología sin ninguna mejora.
Kertész fue un hombre muy duro consigo mismo y con su condición de judío, la cual reniega y es una constante en su literatura y en su vida a través de su paso por Auschwitz. Me da la impresión de que en este diario expresa todo cuanto pasaba por su mente respecto del campo de concentración nazi. Siempre queda la sensación de que algo así no es posible entenderlo y que aun viviéndolo carece de sentido. Por otra parte, el ser húngaro sin tampoco sentirse parte de eso. Pareciera que ciertos grupos visiblemente difíciles de identificar tienen el poder y lo ejercen para que alguien se sienta o no parte de un país.
Kafka es alguien siempre presente en él, quizás el más constante. Kertész además muestra al lector, a modo de comentario, los análisis o impresiones de sus textos. Goethe, Kant, los escritores húngaros Gyula Krúdy, Endre Ady, Sándor Márai y Sándor Bródy son parte de sus lecturas. Es interesante saber qué literatura apreciaba o de cuál disfrutaba un escritor tan particular.
La trilogía formada por Sin destino, Fiasco y Kaddish por el hijo no nacido es fundamental en todo el diario. Nos presenta las bases o formas de escribir una novela, todo el proceso que conforma esa creación. Al mismo tiempo explica cuál es el motor para escribirlas. Siempre he visto la tres obras anteriores como un mal necesario. He leído de sus mismas palabras que Sin destino no es autobiográfica. Las otras dos lo son, o quizás él es un personaje importante en ellas. De estas novelas escribiré en otro momento.
Kertész decía (parafraseo sus palabras) que escribe por cierta necesidad de hacerlo, no así para ser entendido o leído. Estoy de acuerdo con él. No me gusta la literatura simple o ya procesada solamente para ser digerida. La literatura debe ponernos a prueba para que podamos llegar a cuestionarla como ella lo hace con nosotros. Mientras leía el libro sentía por momentos que el autor hacía todo lo posible por evitar ser entendido. También lo sentí como un juego donde las claves están escondidas, estar siempre atento para no verlas como insignificantes. Al final me subí al bote y remamos por un mar de letras.
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