“Sí, a veces se naufraga en el camino, pero si talme ocurre, deberás escribir en los anales del puertoque el punto donde llegué fue ése, Quieres decir que llegar,se llega siempre, No serías quien eres si no los supieses ya”.
El cuento de la isla desconocida, José Saramago
José Saramago en El cuento de la isla desconocida se expone al hombre y a la mujer que hacen la diferencia entre tanta normalidad y mediocridad. A los seres que de cierta manera se buscan para amarse y construir castillos en las nubes.
Luchar contra la burocracia y todas las leyes y normas que pareciera que cada día engendran más penas, castigos, restricciones, ajustes, crisis, violencia, indiferencia y un etcétera interminable, es de cierta manera una obligación. ¿Cómo salir de todo esto? ¿Cómo resistir para ni tan siquiera ser parte? Es muy notorio que desde hace mucho el sistema desea aniquilar nuestros sueños, y ni siquiera nos permite tenerlos. Siempre que alguien decide buscar lo imposible será visto de mala manera. Las autoridades exigen de una forma incoherente, pero cuando un solo ciudadano les exige su derecho, se sienten ofendidos.
Los políticos, ese montón de señores que no se enteran de nada, supuestamente están en ciertos cargos para ayudar al mejor funcionamiento de una sociedad pero no saben ni cuánto cuesta un café. La gran mayoría nunca ha trabajado y por ende no pueden saber qué necesita el pueblo.
¿Qué sabe un rey de palacio sobre soñar con lo desconocido? El hombre de El cuento de la isla desconocida va a pedir un barco. La burocracia es reina en palacio, este le dice al otro, aquel a este y así hasta que nadie sabe quién dijo qué. Finalmente llega todo a oídos del rey y después de tres días se digna a hablar con el hombre de la petición. Le pide un barco para buscar la isla desconocida. El rey no sabe soñar y le dice que no es posible. El hombre demuestra que es posible soñar siendo realista y le convence; recibe su barco. Una mujer se convierte en primera tripulante sin que de esto tenga conocimiento el futuro capitán. De actuar rápido, ha decidido dejar la limpieza en palacio por una vida en el mar. La vida está llena de decisiones, no debemos dejarlas pasar. Son un riesgo pero vale la pena hacerlo. Acertamos y nos equivocamos, pero debemos continuar.
El capitán del rey era el encargado de entregarle el barco, este también ya se había olvidado de soñar. Con cierta reticencia, juzgando a un emprendedor convencido de sus deseos. Pareciera que el hombre está en una entrevista de trabajo, solo falta que le pidan el acta de defunción. Finalmente le entrega el barco. Así pasa todos los días, nos piden títulos; si los tenemos, que son muchos. Piden esto y aquello para dar un trabajo. Debemos toparnos con gente que ya no piensa por sí misma, solo repite algo que ya ni entiende. Debe hacer esto, también lo otro, las cosas en este país son así. Demasiada mediocridad. A muchas personas les da miedo pensar o imaginar algo más allá de lo establecido.
Nuestro capitán no tiene marineros, sus sueños al dormir se confunden con la posible realidad del barco en alta mar. La mujer lo cuestiona respecto de los sueños, al parecer ella tiene más seguros los suyos que los de él. Empiezan, sin darse cuenta, a apoyarse, compartir, contarse cosas, comenzar a buscarse.
Lo desconocido puede estar frente a nuestros ojos, ser nosotros mismos o ese rostro al cual no le damos mucha atención. Ver algo durante años y no aceptar que existe. Nuestros futuros tripulantes del barco de las ilusiones y decisiones duermen por separado. Sueñan y se desean, el hombre sueña al barco con tripulación y un motín, pero cuando esto sucede ya no está solo. Abraza a la mujer, cada uno encontró su isla desconocida, mañana darán nombre al barco y empezarán a navegar. Ellos y el barco son ya lo mismo, son esa isla que irá felizmente a buscarse.
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¡Excelente texto! Espero leer la obra de Saramago cuanto antes. Saludos.
Muchas gracias, saludos.