Tal y como parece, las sociedades subdesarrolladas de hoy, entre las que se encuentra Guatemala, están presenciando un proceso involutivo en materia de derechos humanos. Significa esto que, en lugar de avanzar hacia el ideal de una sociedad más abierta y tolerante, retrocedemos vertiginosamente hacia estamentos cada vez más elementales en la historia de la cultura, y todo en nombre de un sistema de valores morales y religiosos que no solo nos ubican dentro de las sociedades con el pensamiento más retrógrado del mundo, sino que se refleja en las condiciones físicas y materiales de desarrollo que ostentamos.
Aunque se necesita ser muy inocente ―y créanme que en nuestro país hay todavía un buen número de mentalidades cándidas― para no darse cuenta de que iniciativas de ley como la 5272 no son más que cortinas de humo que desvían la atención de otros problemas relevantes, el hecho de sacárselas de la manga como una solución práctica ya dice mucho del tipo de sociedad en la que vivimos.
Guatemala reúne las condiciones ideales para gestar este nocivo caldo de bacterias que representa el pensamiento conservador para la sociedad. Como sede de la Capitanía General de Centroamérica durante la época colonial, concentró en este país la cepa más poderosa de este tipo de mentalidad. Fue la ciudad de Guatemala una de las que albergó a las autoridades políticas y eclesiásticas exportadas desde la metrópoli y donde se fermentó el ideal de nobleza criolla al que luego fueron aspirando las clases sociales emergentes, es decir, la clase media de hoy, con sus ínfulas de alcurnia trasnochada que reconoce su identidad al aferrarse a los principios y valores dictados por la doctrina cristiana.
Desde este punto de vista es imposible pensar que habrá un cambio sustancial en nuestro modo de ver la vida en el futuro próximo. Realmente el pensamiento tradicionalista está tan internalizado en nuestro consciente colectivo que la poca resistencia ofrecida a nivel social termina siendo poco significativa. Si somos una sociedad a la que le interesa conservar un conjunto de valores arcaicos dictados por la tradición de cinco siglos atrás y estamos dispuestos a dar la cara por ellos por encima de todas las cosas, entonces nos volvemos vulnerables a que nos manipulen y nos arranquen la dignidad humana que otras naciones han conquistado a base de sangre y sudor. Como dice el dicho: «Haz fiesta lo que no cuesta», preferimos respetar jerarquías y dejar que las instituciones más añejas determinen los valores bajo los cuales nos tenemos que regir. Al final es mejor recibir un sistema elaborado de valores que razonar sobre ellos.
Esto solo nos condena a algo: ver desfilar el exitoso desarrollo de otras sociedades mientras nosotros nos vamos quedando amodorrados en los entresijos oxidados de nuestro pensamiento purista. Y siempre tendremos la excusa perfecta: la educación sexual es para sociedades decadentes; el aborto es un asesinato; la tendencia homosexual es una desviación de la naturaleza. Señores, ¿cuándo nos daremos cuenta de que ese es el pensamiento que nos tiene sumidos en el atraso?
En otros países estos ya son temas superados mientras que aquí seguimos embarrándonos dentro de la misma mierda que nos dictan las iglesias. Mientras que en otras sociedades se crean planes de desarrollo inclusivo, se vela por la dignidad de todas las personas y los valores religiosos se han sustituido por otros más laicos, aquí seguimos pensando que los dictámenes de las iglesias están escritos en piedra. Y mientras tengamos en la cabeza esa cerradura que nos impida abrir nuestra mente, seguiremos discutiendo lo que ya no debería discutirse y haciendo marchas pro-vida y pro-familia defendiendo unos valores anticuados y absurdos. Honestamente, yo no veo la diferencia entre nuestra sociedad con aires tan decadentemente clasistas con las musulmanas que tanto nos gusta criticar. Porque eso sí: para lo que sí nos pintamos es para ver la paja en el ojo ajeno.
†
Cuando una sociedad que usa como carne de cañon a su propia gente, cuando no le importa niños ni mujeres, cuando impone y mata, cuando llega a paises q le abren sus puertas y alli causa caos y se apropia e impone sus reglas, esa es la diferencia. La decadencia de europa.