Google y Facebook como administradores de nuestra conciencia


Mateo Benítez_ Perfil Casi literalLos antiguos hindúes sospecharon que algo invisible a nuestros ojos nos conectaba y aducían que se trataba de una energía misteriosa. El mundo occidental hace apenas unos siglos descubrió la radiofrecuencia, la energía misteriosa de los antiguos hindúes. El Wi-fi ―un campo de energía transmitido por ondas― es parte y manifestación de esa energía misteriosa y es, en nuestra época, el aura dentro de la cual queremos estar. Justo motivo tienen quienes bautizaron nuestras décadas como la era de la información, la revolución digital, la aldea global y todos los demás sinónimos que se le quieran asignar. Vivimos y queremos vivir on line. Empresas como Google o Facebook lo saben muy bien, mientras que nosotros disfrutamos descargar algún libro en Google Drive o sonreímos por causa de un meme visto en Facebook, estas empresas trabajan para que nuestro libro sea descargado en el menor tiempo posible o nuestro meme sea visto sin ningún contratiempo. Ambas saben más de mí que mis vecinos. Todos los días Google me recomienda lo que quiero leer, sabe el tiempo que tardo de mi casa al trabajo y viceversa, los lugares que visito, mis pasatiempos, etcétera. Afirma Walter J. Ong que «las tecnologías no son meras ayudas exteriores sino transformaciones interiores de la conciencia». Nuestras tecnologías son manifestaciones de nuestra voluntad, utilizándolas queremos ampliar nuestro poder sobre el mundo exterior ―la naturaleza, el tiempo y la distancia― modificándolo a nuestra conveniencia. Cada generación se empeña en dominar el mundo a un nivel mayor que sus antecesores. Si Julio Verne reviviera, escribiría La vuelta al mundo en ochenta segundos. Las tecnologías como extensiones de nuestras capacidades innatas se pueden dividir en cuatro categorías generales: las que aumentan nuestra capacidades y destrezas físicas (el arado, la aguja de zurcir, la carreta); las que extienden el alcance y sensibilidad de nuestros sentidos (el microscopio, el amplificador, el automóvil); las que nos permiten remodelar la naturaleza (píldora anticonceptiva, las semillas genéticamente mejoradas) y las tecnologías intelectuales (el libro, el mapa, el reloj). Google, Facebook y todo lo que abarca internet pertenecen a la última categoría. Paradójicamente, el hombre ha modificado el mundo exterior utilizando las tecnologías y estas, a su vez, modifican al hombre en su cuerpo, en su conciencia y en sus relaciones con los demás. Karl Marx escribió: «el molino de viento produce una sociedad con señores feudales, el telar de vapor produce una sociedad con capitalismo industrial». Cada una de las categorías ha tenido su tiempo de gloria sobre las otras en diferentes épocas: el neolítico no hubiese sido posible sin la primera categoría, la revolución industrial no habría existido sin la segunda, la revolución verde tampoco existiera sin la tercera, y por último, la tecnologías que pertenecen a la última categoría son el fundamento de Google o Facebook. Esto es la revolución digital. Somos testigos de los grandes avances de las tecnologías intelectuales, nos asombramos y en nuestro éxtasis anhelamos ser como ellos; revisar, por ejemplo, la Inteligencia Artificial Fuerte pregonada por Marvin Minsky, Douglas Hofstadter y Alan Turing. Internet, como nos vaticinó Marshall McLuhan, es la extensión de nuestra conciencia; Google, Facebook y compañía trabajan arduamente desde Silicon Valley para convertirse en los administradores de nuestra conciencia y nuestras relaciones con los demás, y ―por supuesto― adueñarse de las otras categorías. Si no, ahí está Waymo, el primer coche autónomo fue construido por Google.

Algo no anda bien cuando una empresa fortifica su monopolio a un nivel impensable. Mientras tanto, riámonos de los memes y naveguemos por internet como los marineros del siglo XV navegaban por los mares. La historia nos absolverá.

¿Quién es Mateo Benítez?

¿Cuánto te gustó este artículo?

Califícalo.

0 / 5. 0


Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

desplazarse a la parte superior