Las tres diosas del Corán


Según los relatos de los historiadores Al-Waqidi (nacido en Medina, Arabia Saudita, alrededor del año 130) y Al-Tabari (nacido en Irán en el año 224), en las primeras versiones del Corán figuraban tres diosas: Al-lat, Uzza y Manat. Hay que recordar que hacia finales del siglo VI de nuestra era, la península arábiga era un mosaico de tribus y creencias diferentes dedicadas al pastoreo y al comercio.

Es en este contexto de sociedades nómadas que surgen los cimientos del islam. En esa Arabia preislámica las tres diosas más importantes eran Al-lat, Uzza y Manat.

Al-lat era la diosa madre de Palmira (norte de Siria). Para los nabateos del sur de Jordania y Palestina era la diosa del sol. Manat era otra diosa importante en la mitología árabe. Su nombre deriva de las palabras árabes Maniyya y Manum, que significan muerte, destino y tiempo. Y Uzza era una de las tres hijas del dios supremo, y su nombre significa poderosa.

Si bien en el catolicismo la virgen María no es una diosa propiamente, ocupa un lugar importante al lado de Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo; y el hecho de que sea virgen aleja la connotación carnal que desde hace milenios se les endilga a las diosas mujeres salvo si son castas, como Artemisa o las vírgenes vestales de la Roma antigua.

Aparentemente los seres humanos tenemos como necesidad inconsciente el arquetipo de una diosa. Esta necesidad no debería sorprendernos: las mujeres llevamos a los hijos en nuestro vientre, amamantamos a ese fruto humano y este, sin los cuidados de una mujer o nodriza, no sobreviviría. Por eso tampoco puede sorprendernos el hecho que cuentan los historiadores que cité al principio: que el Corán incluía a las diosas Al-lat, Uzza y Manat. Es la misma necesidad arquetípica de la diosa mujer que satisface la virgen María en sus múltiples versiones: virgen de Guadalupe, virgen de los Ángeles, virgen del Pilar o virgen de Fátima, por mencionar solo algunas.

No sabemos por cuánto tiempo esas diosas estuvieron en el Corán, pero conforme el islam se alejaba de las costumbres del profeta Mahoma, cuyas mujeres lo acompañaban a la mezquita, dirigían ejércitos y poseían su propia riqueza, los creyentes varones fueron eliminando poco a poco los derechos igualitarios que Mahoma consideraba indispensables.

Por lo tanto, es imaginable que las tres diosas del Corán —conforme la memoria de las mujeres se alejaba de Mahoma y los creyentes islámicos se volvían cada vez más monoteístas y solamente reconocían a un dios masculino: Alá— fueran consideradas como un error de inspiración del arcángel Gabriel, quien se supone que dictó los versos del Corán al profeta Mahoma.

Y si las tres diosas eran un «error» del arcángel Gabriel, había que eliminarlas del Corán. Y cuando el islam empezó a caer en un fundamentalismo misógino, la existencia de esas tres diosas dejó de ser un error de inspiración del Arcángel para convertirse en una intromisión de Satanás. Y de ahí a llamarse a esos versos «satánicos» hubo solamente un paso.

A esos versos hace alusión Salman Rushdie en su novela Los versos satánicos. Por esa novela el Ayatolá Jomeiní pidió la muerte de Rushdie en 1989. Rushdie pasó muchos años protegido por las autoridades del Reino Unido y sufrió varios ataques supuestamente de parte de musulmanes. En agosto de 2022 Rushdie fue apuñaleado, pero fue llevado al hospital inmediatamente y el autor del atentado fue detenido.

Esta feroz persecución contra Rushdie, persecución llamada fetua o fatwa, no ha cesado; y nos demuestra el grado de misoginia en que ha caído el fundamentalismo islámico.

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