Héroes reales versus héroes de ficción


Todos tenemos nuestros héroes o heroínas de ficción. Justo me réferi a las mías en mi última columna: las mujeres ficcionales con las que crecí y las que me enseñaron numerosas lecciones sobre la vida. Pero si ustedes son como yo seguramente también tendrán un sinnúmero de héroes que encontraron en las páginas de un libro o en la televisión. Muchos héroes reales relacionados con los actores o actrices que los representan o los escritores que los inventaron (estos últimos son los más peligrosos).

Los héroes de ficción son bastante seguros: los conocemos a la perfección antes de decidir que son nuestros héroes y todo lo que hay que saber sobre cómo piensan o qué sienten está ahí para ser descubierto. No hay secretos con ellos.

En cambio, las personas, sean o no inventoras de héroes, no son tan fáciles de descifrar. Primero, porque, a diferencia de la mayoría de los héroes, las personas cambian. En un momento piensan una cosa y al día siguiente piensan otra. Segundo, porque las personas mienten. O, lo que es casi lo mismo, ocultan sus verdaderas ideas hasta que se sienten lo suficientemente poderosas para hablar acerca de ellas.

Esta es una lección vieja, pero una que volví a aprender recientemente al descubrir que una de mis heroínas reales de la infancia, la escritora J. K. Rowling, aquella que escribió una saga de literatura donde los malos eran literalmente los que tenían ideas arcaicas, inhumanas y que consideraban a otras personas inferiores ellos… Pues, bien, esta heroína de mi infancia resultó siendo una persona con ideas muy parecidas a las de los mortifagos de su propia historia. Una Dolores Umbridge cualquiera.

No tengo ni ganas ni espacio para discutir todas las creencias incorrectas de alguien a quien por mucho tiempo respeté y hasta admiré, pero su falta de respeto por las personas transgénero y su adherencia a teorías feministas radiales me recordó aquella lección que nunca debí haber olvidado y que hoy les comparto: los héroes ficción son mucho más seguros.

Ellos son quien son y nunca mienten acerca de lo que piensan o lo que sienten. Nunca te dirán que creen una cosa y años después cambiarán completamente. Pueden no ser perfectos, pero hay una seguridad en saber que los conoces pase lo que pase. Por eso yo me quedo con Hermione Granger y adiós a su creadora. Ambas estamos mejor sin ella.

¿Quién es Lissete E. Lanuza Sáenz?

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