La literatura nos hace humanos


Carlos_ Perfil Casi literalLa literatura siempre tendrá la capacidad de sorprender, de sorprenderme.

Esa magnífica representación de todas las posibilidades con las que se relaciona y se desarrolla lo humano. Esa impresionante coincidencia de los temas que a lo largo de la historia nos han obsesionado porque pareciera ser que siempre hemos llorado y reído por lo mismo, siempre hemos sufrido por las mismas causas desde hace muchos, muchísimos años. Desde antes incluso que tuviéramos conciencia de la humanidad o del mundo entero. Esa coincidencia en el sufrimiento, el amor, el dolor, la libertad, la admiración por el heroísmo, el valor, la verdad y la dignidad me hacen pensar que hay algo, que siempre ha habido algo que ha sido eminentemente nuestro; algo que de alguna forma nos define, nos diferencia. Los temas de la literatura, como los del arte en general, nos han mantenido en pie como seres humanos. Encierran una verdad sobre nosotros que intuimos a penas, pero que nos esforzamos en cuidar.

Hoy, que las humanidades están casi a la vera de la mendicidad, denigradas como complemento incómodo del desarrollo, como hermanas menores de las carreras técnicas en las universidades; estoy seguro de que es cuando más se hacen necesarias, cuando su auxilio es impostergable, imprescindible.

En este país, en esta región del mundo, en este mundo en general, cada día es más difícil mantenerse vivo. Así a secas: vivir es una carga demasiado complicada. Generalmente subyugada a jornadas laborales extenuantes, acompañadas casi siempre de tráficos despiadados, inclementes, que devuelven a los hogares a personas cansadas, cuyo único y más grande deseo consiste en dormir (si de eso hay tiempo) o ver televisión. En estas condiciones, ¿dónde queda el tiempo para leer, para sentir esa humanidad que durante siglos ha quedado registrada en miles de millones de páginas?

Algo estamos perdiendo y puede que cada día la lucha sea más ardua. De hecho, puede que sea una lucha que esté perdida de antemano, pero vale la pena luchar, hacer un tiempo en el vértigo de nuestras jornadas para maravillarnos en la lectura, en la música, para asistir a una exposición. Para recordar, recordarnos de alguna manera que somos humanos.

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