En la mañana nada había cambiado. Los muebles parecían hablarse unos a otros y, una vez más, me ignoraron. Las sombras se quedaron atrás sin decir nada. Las letras acomodadas en su estante, empezaron a despertar. Libros nuevos habían arribado y todos los curiosos querían saber de dónde venían. Escudriñaron cada espacio, cada página. En su interior las vidas de un continente vulnerable con historias que desenmascarar.
Un testigo más de las colonizaciones de diferentes países europeos usa este y otros temas que reflejan la realidad. Noche a noche las páginas arman incontables libros. Artur Carlos Pestana, mejor conocido como Pepetela, escribe Moyambe, una novela que no solo describe la lucha por la descolonización de Angola, sino que además aborda temas universales como el amor, el hambre y la política. Sus personajes portan nombres característicos (Teoría, Milagro), que al mismo tiempo pueden aludir —o no— a su función dentro de la historia.
“¡Los negros nunca irán al paraíso!”, reza una frase que marca el inicio de una multitud de voces y recuerdos. Un encuentro o una confesión de un hombre que dice ayudar a los más pobres pero que viola a una niña de 12 años que meses más tarde queda embarazada. En su interés por este caso particular, Tanella Boni, escritora, poeta y filósofa marfileña, deja que este hombre desahogue su culpa en su novela, dejando en evidencia esta doble cara que existe entre las relaciones África-Europa (ayuda-abuso).
Las letras resuenan, retumban, truenan, estallan y ensordecen desde la librera porque quieren ser leídas más allá de su verdad. La nostalgia las abruma y los escritores las plasman en un encuentro colectivo donde podrían ser aceptadas. Su lejanía es más cercana que nunca, más certera que nunca antes. El papel que juegan es crucial para su supervivencia. No quieren ir a ninguna parte, es ahí a donde pertenecen. Pero muchas más están en riesgo. El riesgo de quedar atrapadas por el abuso, la negligencia, el descuido, el desinterés, la apatía, y su mayor temor, el abandono.
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