Pienso en las ferias del libro en Panamá, donde las personas hacen filas por conseguir libros de Paulo Coelho, Walter Riso y Rose Marie Tapia. Hay secciones completas dedicadas a ellos con todos sus libros, incluso podemos ver que existen promociones para llevarse varias obras y, en el caso de Tapia, hay filas para la firma de alguno de sus ejemplares y tomarse la foto respectiva.
Antes de continuar con el hilo de este artículo tengo que admitir que leí en su momento a estos autores. Cuando se es un lector incipiente, lo que la mayoría de las veces encuentras a la mano son libros con un buen marketing (que no siempre es directamente proporcional al valor literario). En teoría, después que uno las consume, debería ir exigiendo cada vez más lecturas con mayor profundidad, salir un poco de los bestseller que últimamente de best sólo tienen la etiqueta que así los califican, explorar los clásicos que no siempre son atractivos cuando son obligatorios en las escuelas y leer la diversidad de autores transgresores que muchas veces son alejados de nuestras mentes.
No me parece que mantener un tipo de lecturas durante toda una vida sea algo cónsono. La evolución humana, que empezó con el Australopithecus, no se limita al Homo Sapiens (dicen que todos estamos en este nivel). Existe también la evolución personal de la que nosotros mismos somos los personajes principales, y esta misma va más allá de nacer, crecer, reproducirse y morir. Hay algo en el medio de todo esto que involucra nuestra psiquis y el desarrollo conjunto humano al cual estamos llamados a participar, y no hay mejor forma para cultivar esto que con la ayuda de la lectura, librándonos de los mitos y creando puentes nuevos entre las diferencias que nos separan.
A la falta de evolución en la absorción de conocimiento se le añade el poco interés que existe en impulsar a personas con capacidades reflexivas. El reflejo tangible de esto es el poco apoyo a los programas de lectura en las escuelas y a las bibliotecas del país, a las que año tras año les reducen los fondos. La falta de evolución lectora y comprensiva ha hecho creer a algunos que no hay razón en invertir para que otros se ilustren, así que la poca promoción que existe hacia los libros queda reducida al marketing de grandes corporaciones editoriales, en las que es difícil encontrar lecturas incandescentes y en donde la promoción a escritores locales es escaza. A veces pienso, incluso, que los libros suben más que la canasta básica, por lo cual si se quiere leer se debe tener dinero y esto inmediatamente elitiza el acceso a la lectura.
Por todo esto es que cuando alguien me dice que le gustan los libros no me emociono inmediatamente. Procuro respirar hondo, busco reconocer el esfuerzo de esa persona en haber superado todas las barreras que nos impone nuestro sistema educativo para llegar a amar la lectura, y pregunto qué lee. Personalmente creo que más que discutir por qué en nuestros países no hay suficientes lectores, debemos fijarnos qué se le está ofreciendo a los pocos lectores que existen, para que en un futuro próximo abran caminos profundos para que otras mentes se empapen de conocimiento. Tal vez así no sólo tendremos lectores, sino también críticos.
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¿Quién es Corina Rueda Borrero?
¡Un post genial! Reconozco que algún que otro Coelho he leído pero huyo mucho de la literatura que hoy se está expandiendo en mi país (España). De todas formas, no podemos meter a todos en el mismo saco. He descubierto Almudena Grandes (escritora española con la suerte de que sus obras se hayan convertido en best seller) y me ha sorprendido mucho la elegancia y crítica en sus obras. Aún así, es una aguja en un pajar. Soy adicta a los clásicos.
Un saludo.