Estos son los requisitos para aplicar:
- Tener influencia en el(los) gobierno(s) guatemalteco(s). Por favor, seamos realistas: ningún financista de partidos políticos será un candidato a «la inyección» mientras sus inversiones aún sirvan para la campaña. Está comprobado que la influencia electorera de nuestro país es una buena caparazón para ocultar delincuentes.
- Pertenecer a las «buenas familias». Sería una verdadera aberración mandar al módulo de la muerte a un criminal con pedigrí. Si se ejecuta a una persona con un árbol genealógico influyente, será en la calle y con sicarios, jamás en una cárcel.
- Tener siempre a un guarura a quien culpar. En nuestro país es muy barato pagar un buen salario. Un dinero extra no le cae nada mal a un empleado que lo único que sabe es matar e intimidar. Si se tienen personas con malos antecedentes, mucho mejor; todo el mundo busca al que dispara el arma y no a quien ordena el crimen.
- Haber cometido serias violaciones contra los derechos humanos, pero mantenerse vigente en la política. Exterminar poblaciones enteras, secuestrar, torturar, dar golpe de Estado a gobiernos electos y robar no fue un crimen, sino el precio que tuvimos que pagar por nuestro enfrentamiento ideológico. Si usted no opina lo mismo es porque vive en el pasado.
- Busque a personas atemorizadas ante la situación de violencia que vivimos y ponga en sus manos la decisión. Este es un excelente método para disimular y proteger a otros criminales. Si en algún momento surgen pruebas y acusaciones en contra suyo, simplemente diga: «Estoy sufriendo un linchamiento político».
- Siempre recuerde: en el «País de la Eterna Primavera», quien tiene amigos lo tiene todo. Y siempre necesitaremos de criminales que disparen el arma contra otros criminales.
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