La literatura, los idiomas y las artes han sido los contrapuntos de formación y puertas de oportunidades para la fotógrafa documentalista y artista visual nicaragüense Lisette Morales (Managua, 1970). Hija de un músico, compositor y calígrafo y de una diseñadora textil y maestra, creció rodeada de una biblioteca con enciclopedias, libros y revistas en inglés y español. Un camino vertiginoso debió enfrentar esta fotógrafa desde su iniciación en talleres de arte en las casas populares de cultura, creadas por el Ministerio de Cultura —dirigido por el poeta Ernesto Cardenal— y asentadas en todos los barrios y comunidades en la Nicaragua de los años ochenta, hasta sus estudios universitarios en la prestigiosa y reconocida a nivel mundial escuela de artes y diseño en Nueva York Parsons School of Design.
Hoy, Lisette Morales es la primera mujer latina en presentar una exposición individual de fotografía en la Galería Comunitaria en el History Miami Museum (abierta hasta el 24 de marzo 2019) con 27 piezas en diferentes formatos. Compatía es el título de la muestra, que viene de la mixtura de dos palabras muy hermosas: compasión y empatía. Actualmente, Lisette es colaboradora con artículos e imágenes en dos revistas, El Café Latino (publicada en francés en Francia, Suiza y Canadá) y E Bella (en inglés, publicada en Florida); además trabaja como fotógrafa de campo de la revista Napolitan Family Magazine.
Las temáticas que forman la espina dorsal de su trabajo de actualidad es captar con su lente imágenes de la vida cotidiana o situaciones especiales de los ciudadanos del mundo que luchan por uno mejor. Estos son grupos de ambientalistas, comunidades indígenas de Florida, inmigrantes, casas de ayuda y atención social; marchas y manifestaciones de las comunidades LGBT y otro tipo de grupos que luchan por los derechos humanos. Compatía es una visión desde su “perspectiva como latina sobre latinas”. Como ha expresado en una entrevista: «Siento que evoca a la esencia de las historias invisibles de personas extraordinarias a las cuales he documentado. Personas ayudando a otros a empoderarse, mientras ellos mismos van sobrepasando retos grandes». No en vano su trabajo documental de hoy se centra en migración, derechos humanos y mujeres.
La vida y expansión cultural de Lisette inició desde la adolescencia cuando estudió idiomas en Managua; primero francés en la Alianza Francesa y después inglés en la Universidad Centroamericana (UCA). Su padre la llevaba desde niña a las exposiciones de arte, especialmente a las de Galería Praxis en Managua, donde pudo conocer la pintura nicaragüense in situ.
Realizó trabajos de intérprete de grupos de estadounidenses internacionalistas que llegaban a Nicaragua en los años ochenta para apoyar al desarrollo del pueblo nicaragüense desde pequeñas comunidades, especialmente el matrimonio de internacionalistas Wendy y Ben Goggins, quienes estuvieron una temporada en Nicaragua, y se unió a ellos para acompañarlos en viajes a la Costa Caribe y otros departamentos. Además, participaba en las protestas permanentes que se realizaban frente a la embajada de Estados Unidos en Managua, conocida como Acción Permanente por la Paz, organizada por ciudadanos estadounidenses que residían en Nicaragua y organismos independientes que trabajaban para la paz en el mundo. Antes de eso había laborado en la radio La Voz de Nicaragua como traductora de cables internacionales y había participado en exposiciones colectivas de dibujo y acuarela en las casas de cultura en Managua.
A su llegada a Estados Unidos en 1990 —donde reside en la actualidad— continuó trabajando con grupos internacionales por los derechos humanos y los derechos de la mujer, especialmente. En 1992 empezó a experimentar con el street photography mientras estudiaba un curso de procesamiento y revelado de fotografías en la Universidad de Maryland en Washington y viajó a Nicaragua en 1993 para hacer sus primeras experimentaciones con este género con una cámara análoga Minolta X 700 de 35 milímetros. Mientras avanzaba su formación en las artes, se unieron dos idiomas más a su vida, estudió portugués en Nueva York e italiano en Italia, los cuales le abrieron otras puertas.
Se declara admiradora desde ese tiempo de las fotógrafas Mary Ellen Mark y Susan Meiselas, y desde 2016 se dedica solo a la fotografía profesional, pero antes de hacer de la fotografía una exclusividad había trabajado con la imagen como pintora y diseñadora de arte textil. Como ha expresado en entrevistas, lo más importante de la fotografía es la narrativa o la historia y el contenido emocional, lo que se puede observar en sus series temáticas.
Ha participado en una decena de exposiciones colectivas en Estados Unidos con pinturas en centros de arte y galerías. En 2016 recibió el Premio del Público en la Exposición Temática Anual en el SBDAC (Sidney & Berne Davis Art Center) de Fort Myers, Florida. Ha participado en la famosa exposición de fotografía Camera USA por tres años consecutivos, que se cuelga por meses en Naples Art Association y en la que en 2018 ganó el Premio al Mérito. En ese mismo sitio ha participado en exhibiciones de pintura.
El trabajo del fotógrafo documental es el de registrar en un archivo el contexto y la realidad, lo que alude a la famosa frase de «la fotografía no hace magia», sino que lo que se ve en la cámara logra mostrar la transfiguración de lo que ojos humanos no ven. Por lo que sus fotografías y composiciones muestran un mensaje, como pequeñas señales al universo. Sobre las personas que han pasado frente a su lente ha expresado: «Yo no capto la esencia, las personas me dan su esencia para que yo la tome».
[Foto de portada: «Colibrí», cortesía de Lisette Morales]
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