«Todo arte es bastante inútil»


Angélica Quiñonez_ Perfil Casi literal.jpgEn una semana que ha sido drásticamente distinta de mi rutina acostumbrada he escuchado dos opiniones fuertes acerca de la tarea de un artista, y más específicamente, un autor. Sí, yo sé que hace quince días hablé sobre los columnistas en Guatemala y hace un mes hablé sobre mis manías de poeta enclosetada, pero creo que tengo que hablar una vez más acerca de la trillada controversia en torno a la necesidad del arte y por qué creo que el arte también merece causar asco.

La primera opinión la escuché de un escritor profundamente decepcionado, convencido de que nadie se interesa por darle un valor a su trabajo o al de cualquier otro artista. Pensé que la humanidad debe tener al menos una valía para el arte porque existen museos, galerías, colectivos y tropas de comedia. Hay funciones que se llenan y funciones que no. Hay libros magníficos que se entierran en la canasta de descuento en las ferias del libro y libros pésimos que reciben un lanzamiento con socialités y champagne.

Debe existir un valor porque incluso personas que tienen todos los recursos y nada de talento sienten la necesidad de producir novelas patéticas o pinturas feas. Quizás ser artista se trata de eso: darse la oportunidad de crear algo único y nuestro, y que por muy bochornoso que sea, el resultado nada lo podrá reemplazar. Lo más hermoso es que alguien se siente escuchado y comprendido a pesar de un producto que existe por ese esfuerzo tan egoísta. O bien, un esfuerzo que transfiere ese egoísmo a medida que muere el autor y queda solo la interpretación.

Principios barthianos aparte. La segunda opinión que escuché vino de un comentarista (¿con seudónimo?) que lee asiduamente (Casi) literal y se preocupa por su contenido y por la manera en que muchos de los autores nos dedicamos a la crítica y la opinión, tal como indica el encabezado del sitio. Una de sus observaciones consistía en que debíamos procurar la creación de contenido preocupándonos por los niños, además, opina que hay que escribir «para sacar del fango algún corazón hundido y derrotado». Sin metáforas cursis ni entelequias platonistas, creo que el arte tiene la razón de existir sin miramientos morales, y tiene un valor precisamente porque el arte es un atrevimiento, una transgresión; porque queremos pensar que solo nosotros poseemos ese instante sublime, o quizás grotesco, pero nuestro a fin de cuentas.

Sé decir que la lección más importante que he obtenido a cambio de escribir comedia es que hay belleza entre lo vulgar, asqueroso, perturbador, repugnante e indignante; y lo hermoso de esto no radica precisamente en que nos dibuje una sonrisa, nos meta un mantra nuevo y nos dé ganas de abrazar al prójimo. El arte feo es extraordinariamente complicado, pero su estética consiste en la capacidad de conmocionar, incluso confundir. El valor económico o social que le otorgan las personas al arte —a veces sin que el artista lo perciba— está de más, porque lo único memorable es la impresión en quien escucha, entiende y resguarda.

Abrí este artículo con una de mis frases favoritas de Oscar Wilde. Al final del día, la razón por la que buscamos arte o lo creamos es simplemente porque nos gusta. Es una faceta más entre nosotros, definitivamente innecesaria si pensamos que el precio viene de un juicio subjetivo y una escasez. Pero la capacidad para convertir nuestras emociones en verdades efímeras, como la hora, es quizás uno de los más ingeniosos inventos del ser humano. Y me refiero a todas las emociones, sórdidas parafilias e inocentes ensoñaciones. Aun oscurecido o privado, el arte es razón de diálogo, especialmente el arte con palabras; de manera que el arte deja de ser una cuestión espiritual y se convierte en algo realista. Pierde la necedad de un objetivo o una aprobación periférica, y creo que así podemos crear algo sincero. Después de todo, muchas de las cosas que llegamos a adorar precisamente vienen a nosotros por encarar el miedo y el dolor. La diferencia es que algunos preferimos ser más gráficos y un poco más salidos al respecto.

¿Quién es Angélica Quiñonez?

¿Cuánto te gustó este artículo?

Califícalo.

5 / 5. 1


3 Respuestas a "«Todo arte es bastante inútil»"

  1. Hugo Claudio dice:

    Excelente punto de vista, el arte tiene tantas dimensiones y en contextos sociales, culturales y económicos como el de nuestro país es un verdadero «esfuerzo» generar manifestaciones artísticas, sin prejuzgar su origen y finalidad.
    Gracias Angélica, por la reflexión.

    1. Angelica Quiñonez dice:

      Gracias, Hugo.
      Un abrazo.

    2. Angelica Quiñonez dice:

      Gracias, Hugo.
      Un abrazo.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

desplazarse a la parte superior