Escritores panameños contemporáneos (II): Javier Romero Hernández


Lissete E. Lanuza Sáenz_ Casi literalSiempre he pensado que la poesía, más que ningún otro género, es más de sentimiento que de entendimiento. Quizás lo pienso así porque es cómodo para mí como lectora. He tomado innumerables cursos literarios y he recibido instrucciones de las mejores mentes literarias de la poesía en Panamá, pero me invade una decepción total cuando intento escribir poesía. Sí, yo siento y quiero la poesía, pero es ella la que no me quiere a mí.

Pero a quien sí quiere la poesía y hoy les recomiendo leer es a Javier Romero Hernández. Todos mis cuentos comienzan igual, pero qué les cuento: soy una adicta a los talleres literarios. Así como sucedió con Isabel Pérez de Burgos, también Conocí a Javier en un taller literario; uno de cuento, porque Javier es de esos que puede escribir cualquier cosa y hacerlo bien. Esta vez yo ya sabía quién era Javier Romero Hernández cuando lo conocí. Ya lo había leído.

Hay algo que sucede, sin embargo, cuando conoces a un escritor, cuando pasas una cantidad de tiempo con él —no es que Javier y yo seamos amigos cercanos, pero nos sentamos al lado uno del otro en nuestro taller avanzado de cuento y los dos nos lo tomamos en serio—: aprendes muchas cosas de él por cómo se toma la idea de aprender aún más.

Saliendo de ese taller me dediqué a leer la obra de Javier y seguí su trayectoria, que en esos momentos abarcaba solo algunas menciones de honor en el Concurso de Poesía Joven Gustavo Batista Cedeño, mismo que más adelante ganaría, así como otros concursos nacionales de poesía, hasta culminar en el máximo galardón de las letras panameñas: el Ricardo Miró.

Pero lo que más me llama la atención de Javier Romero Hernández al leer sus versos es poder ver que para mí —que siempre sentí la poesía como algo ajeno incluso desde el sentimiento— la poesía puede no ser mi mejor género, pero todavía hay algo de ella que me pertenece. Algo que no me ha abandonado.

Quizá haya en Panamá poetas más renombrados, pero mi favorito entre mis contemporáneos —y por mucho— es Javier Romero Hernández.

[Foto de portada: www.instagram.com/jhavierromero]

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