Mi generación


Gabriel García Guzmán_ Perfil Casi literalUn día verás hacia atrás y te encontrarás contigo. Saborearás tu soledad urbana, tu descomposición urbana, tu putrefacción urbana. Sentirás temor ante tu propia ignorancia, intuyendo la ciencia en poder de unos cuantos eruditos vanos y soberbios. Intuirás la belleza del arte en las canciones de la cultura de masas, en los cuadros vigorosos del renacimiento, en la elegancia de la música clásica que aprecias seducido sin comprender su teoría. Verás a tu alrededor y posarás tus ojos en la plástica, y verás esas galerías inundadas de esnobismo, plenas de subastas, óleos, manchas, defecaciones que crees no entender pero que son incomprensibles, que consideras valiosas por su precio pero que no te producen más que íntimo asco estético.  Y te pensarás ignorante frente a un cuadro sin significación, que bien podría colgarse al revés o cubrirse o incendiarse. Verás también los noticieros, sin preguntarte qué motiva las guerras, intuyendo (nuevamente) que algo está podrido. Te ordenarán que odies a tu enemigo y que ames a tu amigo. Te ordenarán que consumas. Te ordenarán que pierdas al menos ocho horas diarias produciendo la riqueza de un extraño. Te ordenarán ser dócil. Te ordenarán combatir el comunismo. Te ordenarán olvidar la historia de tu país. Te ordenarán que no te preguntes, que no escuches tus intuiciones, que guardes silencio. Te ordenarán ser normal y ser normal equivaldrá a ser ordinario. Te ordenarán ser laico y te humillarán si crees en Dios. Y verás pasar la vida preguntándote por qué hay tan pocas bibliotecas y tantos centros comerciales. Y te reprimirás ante el fuerte y te envalentonarás ante el débil, porque tu educación fue solo aprender una doctrina. Y defenderás a los animales, pero aniquilarás a los hombres. Desearás la promiscuidad sin alcanzarla. Tu vida sexual será tan miserable como tus cualidades físicas. Te desgarrarás en el fuego de la traición. Beberás alcohol y te drogarás esporádicamente, aparentando una vida dichosa… Plena… De vez en cuando leerás una novela estúpida, llena de detalles truculentos, como si se hubiera escapado de las páginas amarillistas de un periodiquillo barato. Pero estarás al día. Pero serás un sabihondo. Pero estarás a la vanguardia de las letras occidentales. Conseguirás una biblioteca aceptable y heterodoxa. Devorarás a Darío, Nietzsche, La Biblia, Vallejo, Carlos Solórzano, Sartré, Camus, Kierkegaard, Lorca, Freud, Darwin, Adam Smith, Marx, Keynes, Friedman, Mao, Bakunin, Derrida, Borges, Eco, Sabato, Thomas Mann, Monterroso, Günter Grass, Vargas Llosa, Harold Bloom, Cortázar, García Márquez, Barthes, Habermas, Russell, Dussel, Rulfo, Leví-Strauss, Carlos Fuentes, Dostoievski, Gogol, Tolstói, Foucault, El Corán, Manuel Galich, Voltaire, Rousseau, Maquiavelo, Jenofonte, Homero, Horacio, Eurípides, Esquilo, Longo, Aristóteles, el Noble Óctuple Sendero, Cervantes, Rabelais. Ingresarás a la academia. Sentirás compasión de su miseria. Escribirás. Descubrirás que publicar un libro es un negocio, no un arte. Odiarás la bohemia. Odiarás la ciudad. Odiarás tus dictadores made in Washington. Odiarás las transnacionales. Odiarás el conocimiento. Contemplarás tu pequeñez de ciudadano-peón. Reflexionarás sobre el trabajo y el ahorro. Anhelarás la redistribución de la riqueza. Encontrarás un beso inesperado…

Recobrarás la fe.

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