Sexo, corrupción y muerte: la realidad supera la ficción ante los casos criminales que se destapan en la Iglesia todos los días, pero incluso ante esto la doble moral es tan grande que hay quienes son incapaces de ver a sus líderes religiosos como lo que son: personas que se han aprovechado de los privilegios que recibieron por medio de una concepción histórica de supremacía y divinidad.
El lunes, Panamá amaneció con la noticia de que uno de los sacerdotes más carismáticos de la Iglesia Católica, David Cosca, estaba «supuestamente» implicado en un caso de homicidio. Pero no cualquier homicidio, sino uno que se había llevado a cabo en una habitación de hotel alquilada a su nombre, pagada por él mismo y donde, supuestamente, se llevaría a cabo una orgía.
Como podrán imaginarse, aquí también se tragaron el santo porque los eventos tuvieron lugar hace dos meses, pero la noticia no explotó sino hasta ahora y de la forma más mojigata posible: tocándola con pinzas, pidiendo respeto a la Iglesia, mandando cadenas de oración en nombre del alma del sacerdote, enviando a fuerzas públicas a custodiar el bienestar de la parroquia donde el sujeto en cuestión oficiaba misa y argumentando que un sacerdote no representa a toda la religión. Eso sí, de lo que sí puedo estar absolutamente segura es que si el implicado al caso se tratara de cualquier otro mortal ya hubiese sido condenado y juzgado en la palestra pública con dardos venenosos. Además, como para agregar un dato extra a todo esto, solo les recuerdo que Cosca había recibido más de 11 mil dólares de la partida discrecional de la presidencia para una operación de la cual no existe rendición de cuentas.
Esta y mucha más información ha circulado en las redes sociales sobre este tema, y como abogada que soy, estoy consciente de que esto se debe resolver en los tribunales, pero algo no deja de molestarme y es que, históricamente, la Iglesia ha tapado sus acciones y ha buscado otros culpables porque de esta forma es más fácil para ellos hacer un llamado a la parte emocional de los feligreses en vez de enfrentar las consecuencias de sus actos. Puedo irme a los casos de pedofilia y violación que han sido encubiertos durante décadas por esta institución poniendo debajo de la alfombra la seguridad física, emocional y psicológica de cientos de menores de edad abusados, todo esto con plena conciencia del daño que se les hacía.
Incluso con la realidad pegándonos en la cara hay quienes se negarán a verla y se retorcerán con sus rosarios en la mano porque es más fácil ser un borrego que tener voz propia y criticar con coherencia a quienes llevan siglos burlándose del resto de la humanidad y amarrados al poder bajo la excusa de que son quienes llevan la palabra de Dios.
Yo no sé ustedes, pero a mí no se me olvida cómo la Iglesia ha encubierto durante años las dictaduras más crueles de la historia con tal de mantener sus privilegios; tal fue el caso de las dictaduras de Argentina y Chile; y sin irnos muy lejos, incluso en Panamá en medio de la dictadura militar, con la Invasión golpeando en la esquina, la Iglesia Católica ―misma que ahora simplemente resuelve por sacar de su puesto al párroco a David Cosca― encubrió a Manuel Noriega y lo resguardó por varios días hasta que por fin se entregó a los gringos.
En algún momento nos hemos preguntado por qué estos “grandes señores”, “hijos de Cristo”, “dadores de la palabra divina” han callado de forma tan tumultuosa. Lo que muchos cuentan es que monseñor McGrath tenía mucha sotana que pisar y que todo el equipo de inteligencia de la antigua Defensa Nacional tenía información escalofriante de todos los religiosos, políticos y rabiblancos de la época. En pocas palabras, era mejor callar y patrocinar las atrocidades antes de que saliera a la luz cualquiera cosa.
De esa misma forma se repite el patrón en todas partes, pero los feligreses se niegan a ver más allá de sus rezos, manteniendo un pensamiento mágico-fantástico acerca de quienes se hacen llamar sacerdotes y creyendo que se les caerá la lengua si dicen algo en su contra; porque es mejor callar y resguardarlos porque seguramente su santidad cayó en tentación. Así, les juro que temo que se repita la historia una y otra vez, y que en vez de que la justicia fluya se construya todo para encubrir y mantener la «santidad» de una institución a la que lo último que le importa es el bien común de sus creyentes.
†
¿Quién es Corina Rueda Borrero?
Asi es toda la verdad saldra a la luz . hasta cuando los parocos se edconden usamdo el Nombre de nuestro Señor Jesucristo
Esta Corina nacio despues que los padres Hector Gallegos y Nicolás Johannes Van Kleef dieran sus vidas para que ella pudiera ahora usar la libertad de expresion para despotricar contra la religion. Es muy facil criticar ahora.
Respeto su opinión, para eso hay libertad de expresión, pero debo decir que para ser abogada me sorprende todo lo que ha descrito sobre el sacerdote, basándose en un «supuestamente» y «que en redes sociales han dicho», al parecer ya fue acusado, juzgado y condenado sólo por ser sacerdote (quien también es un ser humano). Permita que se hagan las investigaciones, los abogados que sí manejan los expedientes no lo han condenado, tampoco las autoridad lo han hecho… De este este caso sólo han hecho un show mediático, lo han utilizado para ganar rating, etc., sólo por el hecho de que se menciona a un sacerdote. Es lamentable todo lo que expresa de la Iglesia Católica. Para los que somos católicos, que sabemos su historia y su presente, que somos conscientes de sus errores (porque es una iglesia humana) y que permanecemos en nuestra fé viva ante cualquier escándolo de ayer o de hoy, porque seguimos a un Padre, Hijo y Espíritu Santo, no a personas. Sabemos que hay errores, como los hay en cualquier otra iglesia, congregación, etc., pero también hay muchas personas santas, que dan ejemplo vivo y son dignos de imitar en nuestra iglesia católica.