Sobre «cultos» y cultura


Me apasiona este tema. He escrito sobre él antes y probablemente seguiré haciéndolo. No es un asunto fácil ni algo que tenga una solución: en verdad, para mí ni siquiera es un problema. Es una diferencia de opiniones, ni más ni menos.

La definición de cultura, esa de la escuela, nos dice que es una abstracción, una construcción teórica a partir del comportamiento de los individuos de un grupo. No hace referencia al saber de una cosa o conocer de otra. No hace tampoco diferenciaciones entre lo que se debe o no se debe conocer. La definición es clara: cultura es todo lo que hace que un grupo de individuos sean como son. Eso es todo.

Claro, el término es usado con otras connotaciones. La gente culta es la que lee mucho, ve películas independientes, toma café por montones y prefiere el vino que las demás bebidas alcohólicas. O, en su defecto, la gente culta es la que lee a Milan Kundera y Orhan Pamuk y no a John Green y J.K Rowling. O al menos, eso he escuchado.

En su concepción, el término tenía que ver más con entender las idiosincrasias de un grupo que con discriminar a gente por no tener las mismas preferencias. Al menos así lo entendí de niña; pero resulta que ahora los cultos se han apropiado de la cultura. Y los cultos tienen reglas.

Pero, ¿y qué? ¿No tienen derecho a emitir su opinión tal como yo emito la mía? Pues claro que la tienen. La expresan libremente, pero como a mí me ha tocado estar de los dos lados, ojalá mis palabras sirvan para algo.

No pido mucho. No les digo que cambien sus gustos, solo que no pretendan dictar los ajenos. O al menos, que por imponer reglas cualitativas, no dejen de probar cosas nuevas.

Enterremos el término culto. Olvidémonos de la idea de que la inteligencia puede ser medida de acuerdo a lo que nosotros, muy personalmente, consideramos bueno. Respetemos al que lee a Saramago, al que lee a Nicolas Sparks y al que solo le gusta leer comics. Diferentes, sí. Que no es lo mismo que mejor ni peor. El mundo es grande. Muy grande. Hay espacio para todos. Hasta hay espacio para la palabra cultura, así, bien entendida.

¿Quién es Lissete E. Lanuza Sáenz?

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