Like People in History es una novela sobre la ilusión de la libertad. Felice Picano, su autor, ha recibido una especie de gira de regreso con la reimpresión en 2019 de este y otro de sus libros que lo hicieron una celebridad de fin del Siglo XX entre hombres homosexuales de los Estados Unidos.
Los materiales de promoción de estas reimpresiones no se atreven a mentirnos diciendo que estos textos son joyas de la literatura. Ni siquiera sugieren el insulto disfrazado de alago: una joya de la «literatura gay». En realidad, la pluma de Felice Picano nunca llega a la sublimidad de un Alan Hollinghurst ni a la precisión de un Edmund White. Los dos personajes centrales de Like People in History, Alistair Dodge y Roger Sansarc, están tan débilmente construidos que solo pueden entenderse de dos maneras.
La interpretación odiosa diría que son instrumentos para alargar más de lo necesario un culebrero de más de 500 páginas que incluye una escena entre estos dos personajes disfrazados de divas del cine en blanco y negro disputándose el amor de un hombre tan plano y sabroso como las imágenes de Tom Finland. Quizá sea por eso que la casa editorial evite descripciones sobre su valor literario y nos dice en su lugar que este texto es parte del canon de expresiones artísticas de hombres homosexuales sobre hombres homosexuales y, como tal, debe ser preservado y valorado.
En efecto, Like People in History nos regala memorias de las formas que tomaba la opresión hacia los hombres homosexuales desde 1954 a 1991. Colocando a sus personajes principales en eventos históricos como Woodstock y las protestas contra la Guerra de Vietnam, la novela nos ayuda a entender un poco más por qué las condiciones de vida de los hombres homosexuales están como están en 2021. Es decir, la interpretación menos sarnosa a la falta de profundidad de la mayoría de los personajes de esta novela es que la superficialidad y el narcisismo han sido armas de combate contra la opresión de muchos hombres homosexuales en busca de su liberación. Tan blandos son los personajes y tan lijoso el contexto que la atención se centra en la sonora soledad de dos adolescentes homosexuales de suburbios, la ineptitud institucional de la Ciudad de New York ante la pandemia del VIH y la inhospitalidad organizada del heterocentrismo estadounidense.
Con esa inmensa necesidad de ser aceptados escondida y escrita por toda la piel, Alistair y Roger viajan por California y Nueva York totalmente ciegos a las dinámicas de exclusión que ellos mismos ayudan a mantener. El clasismo reflejado en sus valoraciones de otras personas basadas en la fuente de su educación universitaria, el tipo de empleo profesional, el conocimiento enciclopédico de expresiones artísticas europeas y la capacidad de ir al gimnasio todos los días durante horas los llevan a reducir su mundo a un entorno blando carente de diversidad.
En esta novela lo que importa no son los personajes, sino la historia que enfrentaban y cómo reescribieron su presente. Su lectura nos da claves de que las luchas que empujamos hoy son hasta más complejas que hace 30 años. Es falso que los boomers homosexuales no salieron a las calles a protestar como hoy reclaman los millennials. Lo que pasó es que sus protestas pronto se convirtieron en fiestas clasemedieras de Pride exigiendo el derecho a cogerse a quien quisieran cuando quisieran y como quisieran, sin enfrentar, en muchos casos, el contexto de exclusión social y económica que origina esta opresión.
Conociendo los personajes de Picano —tan embobados por la ilusión de la libertad que da una bola espejosa de disco— entendemos por qué hoy las luchas por la igualdad se centran en consideraciones de matrimonios y familias con casa de cerca blanca, olvidándonos de otros derechos humanos fundamentales y de la vulnerabilidad de hombres homosexuales que nunca han asistido a un Pride.
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