La ley seca «gradual» de Panamá


Al principio parecía que tenía sentido: si impones ley seca en Panamá, pues la gente tendrá menos razones para congregarse. No habrá fiestas ni reuniones sociales. Cada uno se quedará en su casa. Pero creo que tenía más sentido antes de que el COVID-19 en el país se expandiera de forma tan crítica. Y es que, en estos tiempos, no importa lo que me ofrezcas: no iré a la fiesta de nadie. Sería un atentado al que no cualquiera se arriesgaría.

Y aun así, la ley seca se mantuvo en Panamá hasta hace unos días, cuando finalmente fue derogada parcialmente. Hace algunas semanas, cuando se aprobó, ya no tenía mucho sentido por la situación que expuse antes, pero menos sentido tiene ahora la manera en la que el Gobierno ha decidido levantarla «gradualmente». ¿Qué significa eso? Pues que ahora se está limitando la cantidad de alcohol que una persona puede comprar: o una botella de vino, o un six-pack de cerveza, y nada más. Y ¿whisky, vodka, gin, ron? No, nada de eso: cerveza o vino son las únicas opciones.

No estoy segura de qué razones tenga el Gobierno para que el vino y la cerveza tengan mayor privilegio gubernamental, pero dichas razones no parecen ser de orden público y mucho menos parece que haya algún tipo de política sanitaria tras ello. Todo esto parece más una cuestión de poder e intereses. Lo cierto es que hay gente a la que le conviene vender licor vino y cerveza, y por eso se acabó la ley seca.

Y claro, nada de esto significa que estemos más o menos jodidos en Panamá que en otros países. El licor, por más que entretenga, no cura el coronavirus y el gobierno, por más que haya tomado decisiones incomprensibles y los hayamos agarrado tratando de robar en más de una ocasión, sigue estando «menos peor» que, digamos, Trump y sus consejos sobre tomar detergente para matar el coronavirus.

Cómo me gustaría estar en un momento histórico donde no tuviera que comparar nuestra respuesta —decente, dentro de todo— con los errores catastróficos de otros países, pero así estamos. A pesar de todo, si pudiera elegir pasar la cuarentena en cualquier parte, no cambiaría Panamá por un casi ningún país avanzado. Quién lo hubiera dicho.

¿Quién es Lissete E. Lanuza Sáenz?

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