El Día del Periodista y sus contextos en Guatemala


Noe Vásquez ReynaSi quieres protestar por la dignidad de los seres humanos, en este país te llaman comunista.

Irma Flaquer, entrevista, 1980

En Guatemala cada 30 de noviembre se celebra el Día del Periodista, un oficio que siempre ha convivido con la represión y el terrorismo de Estado, pero gracias a muchas voces ha registrado la variopinta realidad de un país que no termina de sanar traumas-heridas de su historia reciente y que, como muchos en la región, intenta ahora dar pasos atrás en cuanto garantías de derechos porque sus élites ven en riesgo intereses y privilegios.

El lunes 21 de agosto de 1972, el diario oficial publicaba el decreto con el que nacía esta fecha: “Considerando que el periodismo desempeña un papel vital en la sociedad y quienes realizan esa labor asumen responsabilidad frente a la comunidad de la cual forman parte importante; y siendo que el trabajo del Periodista por su peculiar dinámica en la recopilación, redacción y demás procesos de presentación o transmisión de la noticia se excede regularmente de la jornada ordinaria de trabajo”, se lee en la publicación. También se consideró “justo” que este gremio dispusiera de un día especial, por lo que el Gobierno de Guatemala estableció el Día del Periodista el 30 de noviembre.

Hasta la fecha se establece como día de asueto con goce de salario para los trabajadores que presten sus servicios, en empresas privadas o con el Estado, en actividades de periodismo. “Se entiende como actividades de periodismo las realizadas por reporteros, redactores, columnistas, jefes de redacción, jefes de información, fotógrafos y camarógrafos que desempeñen funciones relacionadas con las actividades periodísticas y cualesquiera otras actividades de naturaleza periodística, similares a las anteriores”, agrega el Decreto 47-72.

El decreto entró en vigor durante el gobierno militar de Carlos Arana Osorio, quien años antes (1967) había sido jefe de la zona militar de Zacapa y cuyo comando había capturado, torturado y asesinado —quemado vivo— al poeta Otto René Castillo. Arana Osorio asumió la jefatura de gobierno con el apoyo de una coalición de partidos políticos de ultraderecha que se caracterizaron por su ferviente espíritu anticomunista. Este fue el primero de la serie de militares que dominarían la política guatemalteca en las décadas de 1970 y 1980, y el que dio el impulso a la guerra contrainsurgente en Guatemala. Transcurrirá.

Irma Flaquer, un ejemplo

Irma Flaquer Azurdia (1938-1980) fue una periodista y psicóloga guatemalteca conocida por sus críticas a los actos de corrupción y a las violaciones de derechos humanos por parte del Estado. Su columna en el diario La Hora llevaba por título “Lo que otros callan”. Durante veintidós años escribió para varios periódicos y emisoras de radio en la capital guatemalteca. En 1979 fundó y presidió la primera comisión de Derechos Humanos de Guatemala. Sobrevivió a un atentado en 1968 y luego escribió el libro A las 12:15, el sol, relatos de tinte autobiográfico que narran estos sucesos. Posteriormente, en un ataque directo donde su hijo resultó gravemente herido, Flaquer fue secuestrada por fuerzas paramilitares, torturada y desaparecida. El libro Desaparecida, una periodista silenciada, de June Erlick, relata su historia.

2023: La libertad de expresión durante el interminable golpe de Estado

Gracias a los últimos dos gobiernos, Guatemala vive un momento sociopolítico crítico en el que todos los días se encuentran semejanzas, unas más evidentes que otras, con las experimentadas durante las dictaduras militares. Quizá solo sea el guiño que hacen los actores detrás del golpe que han de extrañar la barbarie.

“En 2023 se registraron múltiples agresiones provenientes de actores estatales y privados, tales como vigilancias, hostigamiento y ataques digitales que incluyeron jaqueo de cuentas de redes sociales y portales de los medios; bloqueo a las fuentes de información; vulneración y presiones contra anunciantes y amenazas de muerte. Las y los colegas que trabajan en municipios y departamentos, así como las mujeres periodistas, continúan en extrema desprotección”, afirma en su comunicado @NoNosCallaranGT, un colectivo de periodistas de todo el país comprometidos con la libertad de expresión y el derecho de informar, el cual exige el cese del acoso y la persecución contra el periodismo independiente.

El colectivo recuerda que los periodistas Frangely Alonzo López y Hugo Gutiérrez fueron asesinados el 11 de agosto de este año en la costa sur; y mientras que las investigaciones no avanzan, la Fiscalía utiliza el poder punitivo para acallar a otras y otros colegas mediante casos y procesos judiciales fabricados como el del presidente del diario ElPeriódico, José Rubén Zamora; medio que tuvo que cerrar. Entre mayo de 2022 y octubre de 2023, veintiséis periodistas se vieron obligados al exilio. Quienes no tienen recursos para salir, trabajan y conviven con la amenaza y la violencia.

El gobierno de Alejandro Giammattei le ha cerrado espacio a prensa. Sus conferencias son pregrabadas y, aunque el 30 de noviembre publicó sus “acciones para favorecer el ejercicio periodístico”, las y los colegas periodistas independientes están haciendo esfuerzos colectivos, incluso regionales y magníficos, para enfrentar la represión y la censura.

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