“Y colorín, colorado, este cuento se ha acabado” (los dilemas de contar un final)


Solo hay dos tipos de finales: los muy buenos y los muy malos. Si odiaste el final de un libro, una serie de televisión o una película, las probabilidades de que evites todo lo que tenga que ver con ella y que además les recomiendes a tus amigos que hagan lo mismo son altas. Por lo contrario, si te encantó un final, seguramente lo recomendaras a todo el mundo, aunque el inicio y el nudo de la historia no hayan sido tan impresionantes. Y no solo eso, también es posible que vuelvas más de una vez a esa historia. Pero ¿cuál es la diferencia entre un buen final y un mal final?

A simple vista parece una respuesta sencilla, pero no es tan simple como decir que un final feliz es bueno y un final triste es malo. Hay finales felices que no tienen sentido y hay finales tristes que son la manera perfecta de culminar una historia. Entonces ¿qué es lo que nosotros, como consumidores de arte, queremos? ¿Un final feliz o uno que tenga sentido?

Si la historia es sobre un asesino en serie y la hemos seguido porque es interesante, no estaremos esperando un final feliz. Es más; no querremos uno. Pero si la historia es sobre supervivencia, sobre un grupo de personas que supera miles de obstáculos y descubre una nueva forma de sobrevivir, pues sería un poco tonto que al final les caiga una roca encima y los mate a todos, ¿no?

Algunas personas dicen que el final no importa tanto, pero no estoy de acuerdo con eso. Sí, el camino es importante, pero si todo lo que estabas prometiendo, todo lo que has establecido y todo lo que has estado desarrollando al final queda en nada… pues, decir que lo importante era el viaje y no el destino suena como excusa barata de parte de alguien que no puede hacer que las dos cosas sean interesantes.

Cuando éramos niños los cuentos de hadas que nos contaban nuestros padres siempre terminaban en «Y vivieron felices para siempre» o «Colorín, colorado, este cuento se ha acabado». Ahora que somos adultos, sin embargo, no todos los cuentos terminan con todos viviendo felices; en parte porque nos damos cuenta de que nada más alejado de la realidad que eso.

Sin embargo, la historia y su final debe tener algún tipo de coherencia. ¿Cuál es el punto de contar una historia y terminarla mal sin explicación alguna? Porque para ver la vida real mejor me quedo viendo el noticiero o la sección de nota roja del periódico.

¿Quién es Lissete E. Lanuza Sáenz?

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