Termina la primera semana completa de febrero e intuimos que el tiempo va deprisa. La capacidad del tiempo de sorprendernos, tanto si lo percibimos o no, es abrumadora; y ante todo eso que puede angustiarnos porque se nos escapa, el objeto-libro puede trasladarnos a otros tiempos paralelos que podemos, de alguna forma, controlar a nuestro antojo: abrimos, leemos, cerramos. El libro, entonces, constituye un pequeño portal hacia otros universos que pueden darnos recesos, contención y, si estamos en modo afortunado, hasta respuestas. La literatura no salva a nadie, pero nos acompaña en noches de insomnio y nos da espejos para escoltarnos en la soledad.
Hoy vengo con tres recomendaciones bajo el brazo para que en este 2024 las consideren entre sus lecturas.
«Las pequeñas interporalidades sumadas constituyen el tiempo. Y luego, en la escala grande, el cosmos: bueno, nosotros pensamos que en el universo todo es un proceso cíclico, una oscilación de expansión y contracción, sin ningún antes, sin ningún después. Solo dentro de cada uno de los grandes ciclos, en los que vivimos, solo allí hay tiempo lineal, hay evolución, hay cambio».
Esta cita pertenece a la novela de ciencia ficción especulativa Los desposeídos (el título original es The Dispossessed: an ambiguous utopia), de la escritora estadounidense Ursula K. Le Guin (1929-2018) y publicada en 1974. La carrera de Le Guin se desarrolló durante casi sesenta años con más de veinte novelas y más de cien relatos cortos. También escribió poesía, ensayo, crítica literaria, traducciones y libros para niños.
La novela que propongo habla sobre el lenguaje, la migración, la concepción de libertad y la responsabilidad; también ahonda en los egos científicos, el tiempo, la posición de la mujer en la estructura social, la complejidad de las relaciones humanas y las promesas de las ideologías… es decir: tiene de todo.
La segunda propuesta es Las mareas vuelven de noche y otros cuentos, de Yolanda Oeramuno, que la Editorial Cultura de Guatemala tuvo el maravilloso acierto de rescatar de entre las sombras en una cuidada edición a cargo de Rubí Véliz Catalán y bajo la dirección de Denise Phé-Funchal. Oeramuno (1916-1956) fue una escritora nacida en Costa Rica, nacionalizada guatemalteca y que terminó viviendo en México después de haber pasado una penosa enfermedad en Estados Unidos.
Adelantada de muchas maneras a .su tiempo, Oeramuno escribió estos cuentos cuando se encontraba en Chile. De los dieciséis relatos que componen el libro me quedo especialmente con el homónimo «Las mareas vuelven de noche»; «El negro, sentido de la alegría» y «México es mío», algunos de ellos escritos entre 1936 y 1937.
Oeramuno fue la primera escritora que expuso y se rebeló contra la situación de la mujer en la sociedad costarricense durante la primera mitad del siglo XX, la cual retrata en su novela La ruta de su evasión, ganadora en 1948 del Certamen Permanente Centroamericano 15 de Septiembre.
La última para que tengan en consideración es de una autora clásica: Emilia Pardo Bazán (1851-1921), novelista, periodista, ensayista, crítica literaria, poeta, dramaturga, traductora, editora, catedrática y conferencista española. Pardo Bazán fue nombrada miembro de la Academia de Ciencias, Bellas Letras y Nobles Artes de Córdoba en 1912, luego de que la Real Academia Española rechazara su candidatura —«por unanimidad, por ser mujer»— en cuatro ocasiones: 1889, 1891,1912 y 1914.
«Esta academia ha dado una lección a la otra. Esperemos que dentro de algunos años las ideas se habrán modificado, al impulso de las que ya en Europa se extienden de un modo tan avasallador», respondió la escritora en una misiva que llevaba su agradecimiento.
¿Y qué leer de ella? Gracias a la tecnología estamos a un solo clic de esta antología en la que resaltan sus cuentos policiacos y de terror.
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