Lo cazaron como un perro. Lo difamaron. Lo odiaron como si fuese un criminal… y los criminales eran ellos. Lo humillaron. No contentos, lo exiliaron; y en el exilio, lo acecharon. Lo mataron en la tina (y su cuerpo se descarnó, despacito, hirviente).
¿Por qué tanta saña contra Jacobo Árbenz?
Porque no cedió ante las bananeras estadounidenses. Porque compitió con las transnacionales. Porque no se prostituyó con los bastardos intereses de Washington. Porque estaba democratizando la tierra. Porque les hacía perder dólares. Porque era un hombre soberano; y nosotros, un pueblo digno. Porque le temían a su ejemplo de honor patriótico.
Estados Unidos ha sido un estado cobarde y muchas veces genocida, que propicia en América Latina plutocracias corruptas, ensalza el poderío de unos cuantos capitalistas criollos. Y su modelo intervencionista está lejos de terminar, recuérdese que han repetido el guión de Guatemala recientemente: en Honduras, destituyendo a Mel Zelaya, pues quería establecer una democracia participativa fundamentada en el plebicito; en Paraguay, destituyendo a Fernando Lugo, con un golpe de estado parlamentario.
Estados Unidos utiliza el mismo guión imperialista y manido propio de un país en decadencia y cercano a una suspensión técnica de pagos, arrogándose la excepcionalidad (privilegio prefascista) de decidir qué gobierno es bueno o malo, según beneficien o perjudiquen sus mezquinos intereses económicos. Por ello celebramos a Jacobo Árbenz, y el centenario de su nacimiento, porque es el primero de muchos de nuestros presidentes latinoamericanos, que decidieron hacer valer la soberanía y no claudicaron ante la intimidación yankee.
Jacobo Árbenz es el último presidente legítimo de Guatemala, ya que actualmente toda elección se fundamenta en la estructura y superestructura falangista del 54. Jacobo Árbenz es el último presidente legítimo de este país que se ha manchado y prostituido con el neoliberalismo, con el entreguismo, con el ALCA y el TLC, con el anticomunismo acendrado, con la alienación de las fuerzas armadas, con la usura, con la explotación criolla y norteamericana. Jacobo Árbenz es el único presidente que ha sido elegido en Guatemala con la razón y con las entrañas, con el amor, con la rabia del que es débil y se libera.
Se ensañaron con Jacobo Árbenz porque le temían a su ejemplo. Porque sabían que después de él vendrían ejemplos como Allende, Juan Domingo Perón, Fidel, Raúl, Ernesto, Ortega, Hugo. Le temían a su ejemplo, a que se enseñara en las escuelas, que se practicara en las calles, en los campos, en las industrias.
Le temían al ejemplo de quien dice basta. América Latina no es ya un patio trasero. América Latina hoy celebra a su vanguardia. América Latina celebra su primera revolución, su primer presidente, su primer mártir. América Latina hoy sigue el ejemplo de Jacobo Árbenz. América Latina camina a la libertad sin Washington.
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¿Quién es Gabriel García Guzmán?