Nicaragua no tiene desde hace 30 años un cine que se pueda llamar «oficial» y es hace 23 años que fue cerrado el Instituto Nicaragüense de Cine (INCINE) —en febrero de 1996— después de cinco años y dos meses de una lenta degradación y agonía. La gloria de sus mejores años como institución estatal y por tanto, como cine nacional, se escurría tenebrosamente como la sombra de un espanto en una pared, que se esfuma en un deslizamiento de izquierda a derecha en una escena de un filme de terror, mudo y en blanco y negro.
Sin embargo, renacían en el génesis de la década de 1990 la proliferación de pequeñas empresas productoras de cine que crearon los integrantes de la generación de cineastas formados en esos diez años de la época «dorada» del cine nicaragüense que a esas alturas habían decidido dedicar su vida al arte cinematográfico, habían pasado haciendo eso los mejores años de su juventud y para muchos era el cine lo que mejor sabían hacer. Pero ellos no pasaban de veinte personas en aquel tiempo, tampoco en la actualidad.
Los nicaragüenses conocen en general entre cinco y diez nombres de cineastas nacionales y a lo sumo diez películas nacionales, siendo la más famosa de ellas La Yuma (2009), considerado el filme más taquillero de todos los tiempos en la historia del cine nicaragüense. Esta limitación expresada en cantidades no significa que solo eso sea lo que existe. Se mece en los diferentes círculos sociales un «otro cine» que no pertenece ni a este o a aquel gremio, tampoco a un aquí o a un allá. Ese cine poco conocido y verdaderamente independiente que se caza en búsquedas por internet y si se ve con ojos extremadamente críticos y poco empáticos ni siquiera se podría llegar a considerar «cine». Pero ¿quiénes valoran, afirman o califican lo que es cine? ¿Los críticos, los espectadores, los que alquilan las pantallas y distribuyen películas o los que realizan audiovisual? ¿Por qué este tipo de filmes imperfectos, poco estructurados que contienen más errores que aciertos no pueden ser considerados obras del audiovisual?
Este es el caso de una veintena de películas nicaragüenses que no han tenido un estreno con brindis ni conferencias de prensa ni salas llenas de invitados del mundo cultural y diplomático, de las que se puede tomar como ejemplo dos largometrajes de ficción amateur que demuestran un cine pobre, muy pobre; imperfecto, demasiado imperfecto, pero que existen y merecen ser tomados en cuenta por el esfuerzo que representan para esa generación de jóvenes que desean contar historias con los recursos disponibles, sin educación cinematográfico o narrativa, pero que aun así y todo, tienen una filmografía y llevaron sus proyectos hasta el final. Estas películas son Supuestos amigos (2011) y El escarmiento (2016).
Supuestos amigos, realizada por Raúl Marenco y de 85 minutos, aunque es clasificada desde el inicio por sus productores con la leyenda de «una película cristiana nicaragüense», la evangelización se percibe de una forma muy sutil y se desarrolla un guion en el que se va observando la degradación de un joven que regresa de Estados Unidos a Nicaragua con sus ahorros en una cuenta bancaria para iniciar un negocio, pero termina hundido en la droga, el alcohol y finalmente la indigencia, influido por malas compañías.
La película tiene todas las cualidades de un cine amateur, el trabajo de fotografía ha sido realizado con lenguaje televisivo y de igual forma su edición y sonorización. Las actuaciones no son naturales, se perciben muchas debilidades en el montaje de audio de voz y otras dificultades técnicas como sonidos de ambiente añadidos que no están bien sincronizados, la forma de hablar de los personajes a veces resulta demasiado teatral, pero logran verse adaptados en el ambiente que le corresponde a cada uno según su papel en el argumento. Otro punto positivo para observar en el guion es que los malos no son del todo malos y los buenos tampoco, lo que ayuda a que tanto los diálogos como el mensaje no sean discursivos ni panfletarios.
Supuestos amigos tiene muchos errores de continuidad. Por ejemplo, uno de los personajes toma licor en el porche de su casa y en otras escenas aparece con una botella diferente en manos; la joven que ha tenido una salida con Tony —el protagonista— cuando regresa lleva una ropa distinta a la que llevaba cuando se montó en el auto para ir a divertirse con él o puertas que estaban abiertas aparecen cerradas después y objetos que están en una escena no aparecen en la siguiente.
Pero a pesar de los errores técnicos y de lenguaje, este ejercicio y pequeño proyecto logra sostener un argumento muy bien planteado. Por ser una película cristiana se sabe el final: que los malos van a terminar mal y que el protagonista va a terminar muy bien cuando acceda a recibir a Dios en su vida. Sin embargo, aunque se adivine el desenlace, se logra mantener la atención y el interés por ver los hechos que componen la historia. La película fue presentada por primera vez en Nicaragua en el Certamen Nacional de Cine, Video y Televisión de 2011 organizado por la Fundación para la Cinematografía y la Imagen (FUCINE).
El escarmiento, de Léster Mora Duarte, con duración de 75 minutos, a pesar de una serie de errores técnicos y de continuidad, uno de los mejores recursos que tiene es el guion en los primeros 50 minutos, por el suspense que logra causar en el espectador. Esta es la historia de Óscar, un hombre adulto-joven que vive en un barrio extremadamente pobre y marginado de Managua, está desempleado, hace todo tipo de trabajos (sin discriminar si son legales o deshonestos) para conseguir dinero.
En su casa tiene problemas de comunicación con su esposa y a pesar de eso se nota cariñoso y en buena relación con sus hijos. En la calle las cosas también no dejan de irle mal: se apunta a participar en una apuesta de carrera ilegal de autos y pierde, va a un expendio de drogas pero le anuncian que no hay trabajo, presta dinero a un hombre que parece administrar negocios ilegales, quien lo amenaza de cobrarle de la forma que sea si no le paga a tiempo. Además, llega un mafioso al que llaman El Jefe, que lo extorsiona y le ofrece trabajo en el asalto a un camionero que llevaba miles de dólares en un bolso, pero todo sale mal y logra salir del asalto con una mochila que contiene herramientas, por lo que recibe una amenaza de muerte, pero se salva de morir cuando le acurre una tragedia a El Jefe. Decepcionado va a las calles a vender snacks preparados en casa y agua helada, después se emplea como ayudante de mecánica.
Aunque todo le sigue yendo mal y permanece con la esperanza de que todo le va a salir bien, en casa lo espera en un amanecer una carta que le ha dejado su esposa anunciándole que se va. Conversa con sus hijos sobre el tema y juntos deciden superarlo y se prometen permanecer unidos y salir adelante pese al problema. Los hijos sueñan con tener juguetes y ropas y él con tener una mejor casa y otras condiciones buenas para ofrecer más a su esposa, si llegara a regresar.
Los hijos deciden darle un escarmiento para probar si podía dejar de permanecer en las calles tratando con mafiosos y delincuentes. El argumento carece de puntos dramáticos y podemos observar una actuación plana, no vemos en Óscar el enojo, la tristeza o la decepción pese a que la vida del personaje es un terrible drama, los actores no logran buen manejo de cámara ni dicción desenvuelta, sin embargo cada uno logra llegar hasta el final del filme cada vez mejorando sus presentaciones ante la cámara. Cuando la historia llega al punto más álgido, Óscar recibe una noticia tipo novela rosa y cual novela rosa se desenvuelven los últimos 20 minutos del filme. De la nada —y parece cuento de caminos— hereda 350 mil dólares y con eso logra comprar una casa de lujo, juguetes y ropas para sus niños y entonces regresa la esposa, también con el éxito económico obtenido durante su separación.
Este es un ejemplo clásico de un de cine amateur en su aspecto narrativo y técnico, sin embargo logra contar una historia, mantener un suspense y a pesar de los esfuerzos rústicos en la parte técnica y de los tantos y tantos errores logran un largometraje de ficción completo con todos sus procesos de producción.
¿Quién dijo que no se puede internar algún día realizar obras audiovisuales narrativas? Estos esfuerzos no llegarán quizás a un festival de cine ni a las distribuidoras transnacionales, pero han llegado al punto en que a veces el proyecto de un propietario de un pupitre en una escuela de cine no ha llegado.
FICHAS TÉCNICAS
Supuestos amigos (2011)
Dirección y realización: Raúl Marenco. Argumento y guion: Tony Flores. Género: Ficción Duración: 85 minutos. Formato: Color, video digital. Idioma: Español. Sonido: Rey de Reyes Records. Intérpretes: Tony Flores, María Luisa Mora, Marvin Maltez, Johnny Guillén, David López, Wilfredo Saravia. Extras: Luisa Mora, Raúl Marenco, Cisto Moreno, Carla Guillén, Magdalena Guillén, Delia López, Freddy Caballero, Samir Ortega, Luis E. Saravia. // Producción: PRM Producciones y Rey de Reyes Records. Año de producción: 2011. Nacionalidad: Nicaragua.
El escarmiento (2016)
Dirección y realización: Léster Mora Duarte. Argumento y guion: Aracely Núñez Rivas. Género: Ficción Duración: 75 minutos. Formato: Color, video digital. Idioma: Español. Cámaras: Léster Mora Duarte, Wendell Noguera Martínez, José Luis Mora. Edición: José Luis Mora. Casting: Léster Mora Duarte, Wendell Noguera Martínez. Intérpretes: Noel Hernández, Marcela Chavarría, Ricardo Mora, Darling Rojas, Kevin Mora, Gustavo Leytón. // Producción: Mora Films. Año de producción: 2016. Nacionalidad: Nicaragua.
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